SANDRO
ROBERTO SANCHEZ EL GITANO
Sandro: El Elvis
argentino: Un caluroso 4 de enero de 2010 una terrible
noticia invadía los hogares de la Argentina a través de los medios de
comunicación del país, los cuales se hicieron eco de la tragedia y anunciaban: “A
los 64 años ha muerto Sandro, el Gitano”.
Pocas
horas pasaron para que la muerte de Roberto Sánchez concitara la atención de
todos los medios de comunicación, incluso trascendiendo las fronteras del
Plata, ya que su figura dentro del mundo de la música había logrado derribar
los límites de su país natal.
Durante
la despedida final, sus “nenas”, como solía llamar a sus fanáticas el ídolo, se
mostraron ante las cámaras de televisión en medio de un luto incontenible que
despertó el llanto incluso de aquellos ciudadanos que jamás
cultivaron la música de Sandro.
Es
que este hombre, de fuerte figura masculina, cabello oscuro y profundos ojos,
ya había dejado de ser un simple músico, para convertirse en un verdadero icono
que representaba la idiosincrasia del argentino.
Para
despedirlo, sus fanáticas decidieron emprender un último homenaje, el cual
consistió en la creación de una página web titulada “Tu bombacha para Sandro”,
en la que participaban todas las seguidoras del cantante, enviando fotografías
de su ropa íntima favorita para obsequiarle al ídolo.
http://www.tubombachaparasandro.com/
Hoy,
la mencionada web se mantiene un tanto inactiva, pero demuestra la pasión
incontenible que ha despertado Sandro en la mujeres durante décadas, y más allá
de las diferencias de generaciones incluso, porque lo más curioso de todo es
que el Gitano había logrado acaparar la atención de féminas contemporáneas a su
edad, como así también de las hijas y las nietas de aquellas.
Por
ello es que muchos consideran que el fanatismo por Sandro se convirtió en una
especie de herencia entre las mujeres, que al igual que un objeto preciado de
la familia, se traspasaba generación tras generación.
Roberto
Sánchez había nacido un 19 de agosto de 1945 en el nosocomio público Maternidad
Sardá, emplazado en el barrio porteño de Parque Patricios, fruto del matrimonio
compuesto por Vicente Sánchez e Irma Nydia Ocampo.
Se
cuenta que cuando el pequeño nació, sus padres intentaron anotarlo legalmente
con el nombre de Sandro, pero para aquella época las normas que regían al
Registro Civil de las Personas no permitían ese tipo de nombres, por lo que
eligieron bautizarlo como Roberto.
De
todas formas, con los años y durante su incipiente carrera en la música, el
joven haría honor no sólo a la elección del nombre de pila que habían soñado
sus padres con utilizar, sino también a las raíces húngaras de su abuelo, de
apellido Popadópulos, motivo por el cual se lo apodo el Gitano.
Sandro
vivió una infancia feliz, rodeado de todo el afecto de la familia, ya que era
hijo único y por ello tanto los padres como los abuelos intentaban darle al
pequeño todo lo que necesitaba. Durante su infancia y adolescencia residió en
el barrio Valentín Alsina, de Lanús, en el Gran Buenos Aires.
Tal
era su amor por la zona que una vez convertido en músico destacado, y habiendo
ganado millones con sus discos y actuaciones, decidió adquirir una mansión
ubicada dentro del área residencial de Banfield, en la que vivió hasta sus
últimos momentos.
Algunos
vecinos del lugar aún recuerdan cuando el joven Sandro, que recién comenzaba en
la música se paseaba con su flamante Torino, luciendo una brillantes botas y
una capa, vestimenta que contrastaba por completo con las entonces polvorientas
calles de Valentín Alsina.
De
pequeño, realizó sus estudios primarios en la Escuela Nº 3 República de Brasil,
y ese fue precisamente el lugar donde nacería su verdadera vocación, gracias al
apoyo que desde siempre encontró en su maestra de música, que siempre incluía
en los actos del colegio la imitación que Roberto solía hacer de su gran ídolo:
Elvis Presley.
No
en vano, con los años Sandro fue considerado el Elvis Presley argentino, ya que
en realidad ha sido uno de los pioneros del rock en español.
Durante
su adolescencia, el joven Roberto realizó diversos trabajos para ayudar a la
economía familiar, y mientras, dedicaba sus momentos libres a cultivarse en el
terreno de la música. Para esta época Sandro ya tenía una meta: convertirse en
un ídolo popular.
En
una oportunidad, el músico mencionaba la importancia vital que tuvo el rock en
su vida, y al respecto aseguraba: “Yo me nutrí con el rock. Gracias al rock
dejé las calles, las navajas y las cadenas, y agarré una guitarra. Dejé la
campera de cuero y las pandillas. El rock me salvó. Me salvó de que fuera
quizás un delincuente”.
La
primera incursión destacada y profesional de Roberto Sánchez tuvo lugar a
principios de la década del sesenta, cuando junto a Héctor Centurión, Enrique
Irigoytía, Armando Cacho Quiroga y Juan José Sandri, fundó la banda llamada
“Sandro y Los de Fuego”, una de las agrupaciones pioneras del rock argentino.
El
éxito de la banda, sobre todo por el talento y el carisma de Sandro, logró que
la agrupación captara la atención del público, por lo que comenzaron a ser
invitados en diversos programas televisivos de gran éxito en esa época, como
fue el caso de los ciclos “Aquí la Juventud” y “Sábados Circulares de Pipo
Mancera”.
Sin
embrago, el comportamiento desenfadado y el modo de moverse con gran
connotación sexual que caracterizaban las actuaciones de Sandro, le costó a la
banda que fueran excluidos de la pantalla chica, ante las fuertes críticas
originadas en el sector de los fundamentalistas católicos.
Cuando
a finales de la década del 60 el joven Roberto Sánchez decidió comenzar su
carrera solista, jamás imaginó que se transformaría en una de las figuras más
importantes del ambiente artístico, no sólo de Argentina, sino también de toda
América.
Su
talento y originalidad fueron los promotores del origen de una nueva corriente,
por lo que es considerado un pionero de la balada romántica latinoamericana, ya
que Sandro logró llevar adelante una empresa que parecía imposible, incluyendo
en las canciones románticas y los boleros, los ritmos, el baile y las temáticas
propias del rock and roll.
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