domingo, 9 de agosto de 2015

EL CLAN PUCCIO: ARQUÍMEDES PUCCIO, SU FAMILIA Y BANDA

EL CLAN PUCCIO: ARQUÍMEDES PUCCIO, SU FAMILIA Y BANDA 



Quienes recorrieron los pasillos de la Municipalidad de Buenos Aires durante la intervención a la misma de Leopoldo Frenkel, (4 de junio al 6 de agosto de 1973) deben recordar la vinculación de Arquimedes Puccio con la Secretaría de Deportes y la relación de ésta con Lopez Rega. En dicha época Puccio y su gente hacía ostentación de armas largas y recorrían el edificio municipal como “dueños” del mismo y fueron considerados como un embrión de la Triple A.
Recordemos también que Frenkel es sindicado como el facilitador al Cnel. Osinde de la infraestructura de transporte y comunicación para la organización del acto de Ezeiza, el 20 de junio de 1973.
Leopoldo Frenkel se encontraba al frente del Consejo de Planeamiento desde 1971, un órgano que salió a competir desde la derecha con los Equipos Político-Técnicos de la JP.
Paradojalmente, luego de su detención, pretendió alegar inocencia y que la persecución que sufría era por haber pertenecido al peronismo revolucionario.

Arquímedes Puccio nació en Barracas el 14 de septiembre de 1929 y murió en General Pico el 4 de mayo de 2013). Era el mayor de tres hermanos. Contrajo matrimonio con la profesora de contabilidad y matemática Epifanía Ángeles Calvo, con quien tuvo cinco hijos: Alejandro, Silvia, Daniel, Guillermo y Adriana.
Fue mayormente conocido por haber sido el cerebro del "clan Puccio",
conformado por uno de sus hijos y algunos secuaces, quienes entre 1982 y 1985 secuestraron y asesinaron a los empresarios Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet, y Emilio Naum.

El clan fue descubierto por la policía al momento de cobrar el rescate de la empresaria Nélida Bollini de Prado gracias a la denuncia de los familiares de la víctima, quien logró sobrevivir a sus captores.

Sus dos hijos, Daniel y Alejandro tuvieron algún vinculo con los hechos delictivos.

Sus secuaces fueron el Coronel retirado Rodolfo Victoriano Franco (quien lo conoció por su paso en la Triple A), Guillermo Fernández Laborda y Roberto Díaz.

Puccio egresó del Colegio Comercial Hipólito Vieytes de Buenos Aires, se recibió de contador en la Facultad de Ciencias Económicas. Entre 1947 y 1964 fue Vicecónsul en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Fue empresario, miembro de la SIDE e integrante de la Alianza Anticomunista.  Realizó misiones de correo diplomático en Madrid. En 1973 concurrió a la Escuela Superior de Conducción Política que dependía del Movimiento Nacional Justicialista.
Durante esa época fue nombrado subsecretario de Deportes de la Municipalidad de Buenos Aires.
Puccio con Laborda llegaron a ser miembros del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea.                                                                                                                                         

Terminado el proceso, Los Puccio, fueron conocidos como una familia que vivía en San Isidro, tenían un local de artículos de deportes náuticos en la planta baja de su vivienda, ubicada en Martín y Omar al 500. También eran dueños de un bar que funcionaba en el edificio de al lado. A Arquímedes, jefe de la familia, se lo veía permanentemente barriendo la vereda, a cualquier hora. La suya y la del frente. Le decían "el loco de la escoba".

Pero esa conducta aparentemente inocente ocultaba algo que saldría a la luz años más tarde: que barría para tapar los ruidos que provenían del sótano en donde retenían a sus víctimas.

LOS SECUESTROS

Eduardo Aulet, el 5 de mayo de 1983; Emilio Naum, el 22 de junio de 1984; Ricardo Manoukian, el 22 de julio de 1982 y Nélida Bollini de Prado, el 23 de julio de 1985.

Además de los cuatro secuestros conocidos, la policía en su momento sospechaba que el clan tuviera relación con otros secuestros acontecidos algunos años antes. Puccio había sido acusado de secuestrar a un empresario de Bonafide en 1973. Dicha acusación no prosperó y fue sobreseído por falta de pruebas.

El clan tenía planeado secuestrar a unas diez personas, según una lista escrita en un papel que la policía encontró al allanar la casa de los Puccio cuando el clan fue desbaratado.

La primera víctima se trató de Ricardo Manoukian de 23 años de edad, fue secuestrado el 22 de julio de 1982. Su familia pago un rescate de 250.000 dólares, pero Manoukian fue asesinado el 30 de julio con tres disparos en la cabeza. Manoukian era un conocido de Alejandro Puccio (jugador del CASI), hijo de Arquímedes.

El 5 de mayo de 1983 el clan secuestro a Eduardo Aulet, un ingeniero industrial jugador del CASI, fue capturado cuando se dirigía a su trabajo en su vehículo. Su familia pago 150.000 dólares de rescate, pero Aulet fue asesinado, su cuerpo apareció cuatro años más tarde.

El clan decidió emprender su tercer secuestro, la víctima sería el empresario Emilio Naum. El plan era que Puccio, quien conocía bien a su victima, lo parara mientras Naum se trasladaba en su auto para que lo acercase a unas pocas calles, y allí emprender el secuestro. Pero al momento de llevar a cabo el acto, Naum se resistió aún cuando tenía dos hombres que intentaban reducirlo, uno de los secuaces de Puccio lo ejecutó con un tiro de pistola, y el clan se dio a la fuga.

La cuarta víctima se salvó porque entró la Policía. El 23 de agosto de 1985 la policía allanó por sorpresa la casa de los Puccio, cuando el clan había efectuado su cuarto secuestro, la empresaria Nélida Bollini de Prado. Esta llevaba un mes en cautiverio, la policía tenía sospechas sobre la familia. Cuando llegaron las fuerzas del orden, estaba atada al piso del temible sótano de los Puccio. Alejandro y su novia estaban en la casa cuando llegó la policía. El resto del clan fue detenido cuando intentaba cobrar el rescate.

Una semana después de las detenciones, el CASI salió campeón. Pero Alejandro no vivió esa alegría. Pasaron casi tres meses para que al rugbier le tocara ir a declarar al Palacio de Justicia. La presión fue demasiada y antes de llegar a la sala se lanzó desde el quinto piso del edificio. Cayó sobre un puesto del vestíbulo de la planta baja, pero sobrevivió.

En diciembre de ese año Arquímedes Puccio fue condenado a reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado. Fue liberado en abril de 1997, por la ley del 2x1. Volvió a ser detenido a fines de los 90 porque la Justicia entendió que su liberación no había sido correcta.

Alejandro, su hijo mayor, con una prometedora carrera de rugbier (llegó a jugar en Los Pumas), también recibió una dura condena. Intentó suicidarse cuatro veces: se ahorcó, se tragó cartuchos de máquina de afeitar, se electrocutó, y se tiró del quinto piso de Tribunales. Este último intento le dejó las secuelas más graves que le produjeron la infección que terminó con su vida en 2008. Daniel, el hijo menor, tuvo participación únicamente en el último secuestro y estuvo preso tres años.

Por su parte, a las mujeres de la familia, Epifanía, Silvia y Adriana, nunca pudo probarse su participación en los secuestros.

Alejandro falleció en 2008, y su abogado aseguró que la muerte estuvo relacionada a las secuelas de ese intento de suicidio en el Palacio de Justicia.


Arquímedes, el líder del clan, también fue condenado a reclusión perpetua más accesoria por tiempo indeterminado. Estuvo en prisión durante 23 años, hasta que la Justicia determinó que por el régimen del 2x1 debían computársele 53 años y ocho meses de prisión. Por ese motivo, fue beneficiado con la libertad condicional. Se fue a vivir a la casa de un pastor evangelista, en General Pico, provincia de La Pampa. Murió en mayo de 2013, a sus 84 años, por una complicación derivada de un accidente cerebrovascular.

Ni Arquímedes y Alejandro reconocieron jamás ser los autores de los secuestros y asesinatos. Para los investigadores también formaron parte de esta organización criminal Daniel Puccio, otro de los hijos de Arquímedes, el militar retirado Rodolfo Franco y sus amigos Guillermo Fernández Laborde y Roberto Oscar Díaz.



Quienes recorrieron los pasillos de la Municipalidad de Buenos Aires durante la intervención a la misma de Leopoldo Frenkel, (4 de junio al 6 de agosto de 1973) deben recordar la vinculación de Arquimedes Puccio con la Secretaría de Deportes y la relación de ésta con Lopez Rega. En dicha época Puccio y su gente hacía ostentación de armas largas y recorrían el edificio municipal como “dueños” del mismo y fueron considerados como un embrión de la Triple A.
Recordemos también que Frenkel es sindicado como el facilitador al Cnel. Osinde de la infraestructura de transporte y comunicación para la organización del acto de Ezeiza, el 20 de junio de 1973.
Leopoldo Frenkel se encontraba al frente del Consejo de Planeamiento desde 1971, un órgano que salió a competir desde la derecha con los Equipos Político-Técnicos de la JP.
Paradojalmente, luego de su detención, pretendió alegar inocencia y que la persecución que sufría era por haber pertenecido al peronismo revolucionario.

Arquímedes Puccio nació en Barracas el 14 de septiembre de 1929 y murió en General Pico el 4 de mayo de 2013). Era el mayor de tres hermanos. Contrajo matrimonio con la profesora de contabilidad y matemática Epifanía Ángeles Calvo, con quien tuvo cinco hijos: Alejandro, Silvia, Daniel, Guillermo y Adriana.
Fue mayormente conocido por haber sido el cerebro del "clan Puccio",
conformado por uno de sus hijos y algunos secuaces, quienes entre 1982 y 1985 secuestraron y asesinaron a los empresarios Ricardo Manoukian, Eduardo Aulet, y Emilio Naum.


El clan fue descubierto por la policía al momento de cobrar el rescate de la empresaria Nélida Bollini de Prado gracias a la denuncia de los familiares de la víctima, quien logró sobrevivir a sus captores.

Sus dos hijos, Daniel y Alejandro tuvieron algún vinculo con los hechos delictivos.

Sus secuaces fueron el Coronel retirado Rodolfo Victoriano Franco (quien lo conoció por su paso en la Triple A), Guillermo Fernández Laborda y Roberto Díaz.

Puccio egresó del Colegio Comercial Hipólito Vieytes de Buenos Aires, se recibió de contador en la Facultad de Ciencias Económicas. Entre 1947 y 1964 fue Vicecónsul en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Fue empresario, miembro de la SIDE e integrante de la Alianza Anticomunista.  Realizó misiones de correo diplomático en Madrid. En 1973 concurrió a la Escuela Superior de Conducción Política que dependía del Movimiento Nacional Justicialista.
Durante esa época fue nombrado subsecretario de Deportes de la Municipalidad de Buenos Aires.
Puccio con Laborda llegaron a ser miembros del Servicio de Inteligencia de la Fuerza Aérea.                                                                                                                                         

Terminado el proceso, Los Puccio, fueron conocidos como una familia que vivía en San Isidro, tenían un local de artículos de deportes náuticos en la planta baja de su vivienda, ubicada en Martín y Omar al 500. También eran dueños de un bar que funcionaba en el edificio de al lado. A Arquímedes, jefe de la familia, se lo veía permanentemente barriendo la vereda, a cualquier hora. La suya y la del frente. Le decían "el loco de la escoba".

Pero esa conducta aparentemente inocente ocultaba algo que saldría a la luz años más tarde: que barría para tapar los ruidos que provenían del sótano en donde retenían a sus víctimas.

LOS SECUESTROS

Eduardo Aulet, el 5 de mayo de 1983; Emilio Naum, el 22 de junio de 1984; Ricardo Manoukian, el 22 de julio de 1982 y Nélida Bollini de Prado, el 23 de julio de 1985.

Además de los cuatro secuestros conocidos, la policía en su momento sospechaba que el clan tuviera relación con otros secuestros acontecidos algunos años antes. Puccio había sido acusado de secuestrar a un empresario de Bonafide en 1973. Dicha acusación no prosperó y fue sobreseído por falta de pruebas.

El clan tenía planeado secuestrar a unas diez personas, según una lista escrita en un papel que la policía encontró al allanar la casa de los Puccio cuando el clan fue desbaratado.

La primera víctima se trató de Ricardo Manoukian de 23 años de edad, fue secuestrado el 22 de julio de 1982. Su familia pago un rescate de 250.000 dólares, pero Manoukian fue asesinado el 30 de julio con tres disparos en la cabeza. Manoukian era un conocido de Alejandro Puccio (jugador del CASI), hijo de Arquímedes.

El 5 de mayo de 1983 el clan secuestro a Eduardo Aulet, un ingeniero industrial jugador del CASI, fue capturado cuando se dirigía a su trabajo en su vehículo. Su familia pago 150.000 dólares de rescate, pero Aulet fue asesinado, su cuerpo apareció cuatro años más tarde.

El clan decidió emprender su tercer secuestro, la víctima sería el empresario Emilio Naum. El plan era que Puccio, quien conocía bien a su victima, lo parara mientras Naum se trasladaba en su auto para que lo acercase a unas pocas calles, y allí emprender el secuestro. Pero al momento de llevar a cabo el acto, Naum se resistió aún cuando tenía dos hombres que intentaban reducirlo, uno de los secuaces de Puccio lo ejecutó con un tiro de pistola, y el clan se dio a la fuga.

La cuarta víctima se salvó porque entró la Policía. El 23 de agosto de 1985 la policía allanó por sorpresa la casa de los Puccio, cuando el clan había efectuado su cuarto secuestro, la empresaria Nélida Bollini de Prado. Esta llevaba un mes en cautiverio, la policía tenía sospechas sobre la familia. Cuando llegaron las fuerzas del orden, estaba atada al piso del temible sótano de los Puccio. Alejandro y su novia estaban en la casa cuando llegó la policía. El resto del clan fue detenido cuando intentaba cobrar el rescate.

Una semana después de las detenciones, el CASI salió campeón. Pero Alejandro no vivió esa alegría. Pasaron casi tres meses para que al rugbier le tocara ir a declarar al Palacio de Justicia. La presión fue demasiada y antes de llegar a la sala se lanzó desde el quinto piso del edificio. Cayó sobre un puesto del vestíbulo de la planta baja, pero sobrevivió.

En diciembre de ese año Arquímedes Puccio fue condenado a reclusión perpetua más la accesoria por tiempo indeterminado. Fue liberado en abril de 1997, por la ley del 2x1. Volvió a ser detenido a fines de los 90 porque la Justicia entendió que su liberación no había sido correcta.

Alejandro, su hijo mayor, con una prometedora carrera de rugbier (llegó a jugar en Los Pumas), también recibió una dura condena. Intentó suicidarse cuatro veces: se ahorcó, se tragó cartuchos de máquina de afeitar, se electrocutó, y se tiró del quinto piso de Tribunales. Este último intento le dejó las secuelas más graves que le produjeron la infección que terminó con su vida en 2008. Daniel, el hijo menor, tuvo participación únicamente en el último secuestro y estuvo preso tres años.

Por su parte, a las mujeres de la familia, Epifanía, Silvia y Adriana, nunca pudo probarse su participación en los secuestros.

Alejandro falleció en 2008, y su abogado aseguró que la muerte estuvo relacionada a las secuelas de ese intento de suicidio en el Palacio de Justicia.


Arquímedes, el líder del clan, también fue condenado a reclusión perpetua más accesoria por tiempo indeterminado. Estuvo en prisión durante 23 años, hasta que la Justicia determinó que por el régimen del 2x1 debían computársele 53 años y ocho meses de prisión. Por ese motivo, fue beneficiado con la libertad condicional. Se fue a vivir a la casa de un pastor evangelista, en General Pico, provincia de La Pampa. Murió en mayo de 2013, a sus 84 años, por una complicación derivada de un accidente cerebrovascular.


Ni Arquímedes y Alejandro reconocieron jamás ser los autores de los secuestros y asesinatos. Para los investigadores también formaron parte de esta organización criminal Daniel Puccio, otro de los hijos de Arquímedes, el militar retirado Rodolfo Franco y sus amigos Guillermo Fernández Laborde y Roberto Oscar Díaz.

sábado, 8 de agosto de 2015

REGINA PACINI

REGINA PACINI

Hija de Pietro Pacini y de Felisa Quintero. 
La llamaron Regina por haber nacido el Día de Reyes de 1871. 
Vino al mundo en la rua de Loreto
Del padre, un barítono italiano de buena familia, heredó Regina indudables dotes para el género operístico. 
A los 17 años, en 1888, el destino quiso que debutara -por enfermedad de la actriz principal- en una velada de gran gala en el Teatro Real de San Carlos, en Lisboa, a la que asistían la reina María Pía, el príncipe heredero Carlos y su esposa, la princesa Amelia. 
Regina canta "La Sonámbula: y es ovacionada por el público. 
Cuenta Félix Luna que al finalizar su actuación, la princesa Amelia le regaló la estola que llevaba en el cuello en señal de admiración y que la consagrada soprano Adelina Patti, la felicitó con entusiasmo. 
Era el comienzo de una carrera de éxitos que la convertiría en una de las cantantes líricas más importantes del fin de siglo europeo.
Su carrera fue imparable y conquistó todos los baluartes de la lírica: se rindieron al hechizo de su voz el Liceo de Barcelona, la Scala de Milán, la Opera de París. 
En el Covent Garden de Londres cantó Lucía de Lammermoor con Enrico Caruso. 
Aunque no fuera muy agraciada, quisieron casarse con ella millonarios y militares rusos, polacos, suecos. 
A todos les dijo que no, porque quería dedicarse a su carrera.
Marcelo Torcuato, nacido en 1868, era un joven alegre, expansivo, dicharachero. Se recibió de abogado sin problemas
Un auténtico "niño bien". Su fortuna era inmensa. 
No solamente la que le había legado su padre, sino la que había obtenido de su madre, Elvira Pacheco, hija del general rosista Angel Pacheco. 
El efectivo de Alvear a comienzos del siglo XX rondaba el millón de pesos. ¡Un millón de pesos del año 1900!
 

Todo llevaba a Alvear a convertirse en un político de la oligarquía. 
Uno de los primos de Marcelo (el melómano Diego de Alvear) había escuchado a Regina Pacini en el Solís de Montevideo y le elogió a Marcelo la voz maravillosa de la jovencísima soprano ligera portuguesa.
 Allí estaba Marcelo en su palco del Politeama. 
¿Qué sintió Marcelo cuando escuchó a Regina cantar El barbero de Sevilla? Debió de ser algo muy fuerte. 
Dicen que cada vez que él la escuchaba en un escenario, los ojos se le llenaban de lágrimas. 
Esa misma noche se enamoró perdidamente. 
Le mandó varias docenas de rosas rojas y blancas y una pulsera de oro y brillantes. 
Regina, acostumbrada a los desbordes de sus admiradores, le devolvió la pulsera y partió de regreso a Europa. 
Pero Marcelo no dejaría escapar esa presa. 
Para él, viajar a Europa era como ir al café de la esquina. 
Empezó a recorrer los mejores teatros de Madrid, París, Londres, Montecarlo, Budapest, Odessa, y llenaba los camarines de Regina Pacini con miles y miles de rosas rojas y blancas.
En las fiestas de las embajadas argentinas y en los salones de la aristocracia europea a los que ambos tenían acceso (él por su origen y ella por sus triunfos artísticos), Regina y Marcelo se fueron conociendo. 
En 1901, Regina volvió a Buenos Aires, esta vez para cantar en el teatro San Martín de la calle Esmeralda. 
En 1903, Marcelo, tras haberla seguido por medio mundo, se declaró y ella le dio el sí, pero puso como condición cantar cuatro años más.

Porque él, como no podía ser de otra manera en aquella época, le exigió que una vez casada dejara de cantar. 
Cuando finalmente se fijó fecha para la boda, la noticia consternó a la aristocracia argentina. 
¡Aquella portuguesa fea y bajita había enganchado al soltero de oro, al mejor partido del país, por el que suspiraban las más bellas herederas, chicas de las familias Peña, Anchorena, Alzaga! 

La resistencia sorda de la sociedad porteña a aceptar a la Pacini (extranjera y, lo que era entonces un pecado imperdonable, artista) afloró en su segunda visita, cuando ya Marcelo no ocultaba su amor. 
Días antes de la boda, quinientas personas de su clase social le enviaron un telegrama al novio pidiéndole que "recapacitara". 
Marcelo lo recibió durante la despedida de soltero, en París, y se deprimió mucho. 
La fiesta se convirtió en un velorio. 
También Felicia estuvo en contra de la boda porque no quería que su hija dejara de cantar. 
La tirantez entre suegra y yerno duró toda la vida.

La ceremonia secreta en Lisboa fue una bofetada a los prejuicios de clase. 
Debe pensarse lo que significaba la familia Alvear. 
Aunque don Torcuato y doña Elvira ya habían muerto, los hermanos de Marcelo (uno de ellos, Carlos, era entonces intendente de Buenos Aires), sus numerosos sobrinos, primos, tíos y tías conformaban la elite social de Buenos Aires, que quedaba así excluida de participar en una ceremonia de alto valor simbólico.

La noche de bodas transcurrió en el Royal Hotel, en Estoril, la ciudad del aire perfumado. 
La suite nupcial estaba llena de rosas y en el fonógrafo sonaba L'elisir d'amore cantado por Regina.
 El le hizo un regalo de bodas fabuloso: Coeur Volant, un castillo normando en Versailles, cerca de París. 
La pareja lo amuebló con refinamiento y lo habitó por largos años. 
La mejor habitación, con un piano y un atril, era como un teatro en miniatura. 
Desde entonces, ella cantaría para una sola persona: Marcelo. 
Los pocos discos que habían registrado su voz, la propia Regina los retiró de circulación. 
¿Sacrificó ella su carrera? 
En todo caso, cantó profesionalmente durante veinte años, y si bien se retiró en su apogeo, tenía 36 años cuando se casó con un Alvear de 39.

Durante cuatro años no pisaron Buenos Aires. 
El regreso se produjo recién en 1911. 
Se encontraron con un medio hostil. 
Un incidente grave se produjo durante la fiesta de bodas de Elvirita de Alvear, en El Talar de Pacheco. 
Ninguna mujer le hablaba a Regina. 
Dicen que Marcelo, cuya fama de mujeriego siempre había sido amplia, le dijo a su esposa, indignado: 
"No te preocupés Regina, que a todas éstas yo les levanté las polleras". 
Que Alvear fuera así nunca le preocupó a Regina, porque sabía que siempre volvería con ella. 
Vivieron juntos durante 35 años. No tuvieron hijos, y ella lo acompañó, en las duras y en las maduras.

Fue el general Julio A. Roca quien rompió el cerco social cuando, en una recepción oficial, se acercó a Regina para conversar amablemente con ella. 
Desde entonces, la guerra contra la "advenediza" se atenuó.

En 1912, Marcelo fue elegido diputado. 
Su actuación no pasó de discreta. 
Era entonces muy mal orador (recién en su madurez adquirió la destreza y el gusto de hablar para multitudes).

Cuando Hipólito Yrigoyen llegó a la presidencia, en 1916, nombró a Alvear ministro plenipotenciario en París. 
Secundado por Regina, su desempeño fue brillante: los principales políticos franceses -Raymond Poincaré, Georges Clemenceau- frecuentaban Coeur Volant. 
Cuando, en 1922, Yrigoyen designó sucesor  : ¿Marcelo presidente? Y lanzaban una carcajada. ¿Por qué Yrigoyen eligió a Alvear como su sucesor?
Es cierto que aquél tenía por Marcelo una debilidad personal, y apreciaba su energía y coraje, así como su inclaudicable optimismo. 
Los historiadores tienen diferentes explicaciones sobre el gesto de Yrigoyen, pero prevalece la idea de que quiso dejar en la Rosada a un hombre leal, y asegurarse de que, en 1928, al término de seis años, le devolviese el poder.

Marcelo parecía predestinado al éxito. Le tocó gobernar durante los años de bonanza que fueron de 1922 a 1928. 
La Argentina creció a buen ritmo y no hubo grandes conflictos. 
Fue la última década feliz de una Argentina opulenta. 
Presidió incontables inauguraciones, recepciones y fiestas. 
A su lado, Regina fue una primera dama discreta, que apoyó las actividades culturales con entusiasmo. 
Infaltable en las funciones del Colón, la pareja presidencial atravesó una época de fermentos creativos. 
Regina es recordada por una obra en la que se empeñó a fondo, con el pleno apoyo de su marido: la Casa del Teatro, inaugurada en 1938, un lugar para que los artistas  terminen con dignidad su vida. 

¿Cuál fue el rol político de Regina? 
Es difícil decirlo, por el pudor y la discreción que la distinguían. 
Ella no creó un nuevo Marcelo, aunque la figura de Regina se agigantó durante los últimos diez años de Alvear, cuando la buena fortuna se trocó en infelicidad para el país y en duras pruebas para la pareja. 
En 1932, el gobierno surgido del golpe de Estado proscribió la candidatura de Alvear para favorecer a Justo. Ya en el gobierno, que ocupó de 1932 a 1938, Agustín P. Justo encarceló a Alvear en Martín García. 
Entonces afloró la fibra de Regina. Durante el terrible verano del '33, que Marcelo pasó preso en un barracón de la isla, agobiado por los mosquitos y bañándose en una única canilla con otros centenares de detenidos políticos, 
Regina cruzó más de cincuenta veces el río en una barca, a veces desafiando furiosos oleajes, para llevar mudas, comida y aliento a su marido.

En 1938, los radicales proclamaron la fórmula Alvear-Mosca, y allí fue Marcelo, enhiesto aunque ya casi setentón, a recorrer el país como un principiante, hostilizado por las patotas conservadoras, la policía brava y algunos radicales yrigoyenistas que lo tachaban de traidor, mientras que ganaba la admiración de muchos argentinos por no claudicar en la lucha contra el fraude, ese flagelo que, finalmente, le birló el triunfo y consagró presidente a Roberto Ortiz. 
Alvear había perdido casi toda su fortuna, en parte por su vida de lujos y placeres, en parte porque la política se la había comido. 
Al morir, le quedaban Villa Regina, su residencia de Mar del Plata (hipotecada); Villa Elvira, en Don Torcuato (la hizo construir en 1942, la bautizó en recuerdo de su madre y sólo vivió allí quince días), un auto Buick '41 y un capital de 150.000 pesos, cifra ya consumida por la inflación.

El 23 de marzo de 1942, Marcelo, fulminado por una crisis cardíaca, terminó sus días en Don Torcuato. 
A su lado, la mano en la mano, estaba Regina Pacini.

Ella lo sobrevivió largos años. 
Se refugió en Villa Elvira. Murió en 1965, a los 95 años. 
El día 23 de cada mes, Regina iba a la Recoleta y le llevaba a su marido un gran ramo de rosas blancas y rojas. 
Se sentaba en una sillita en el interior de la bóveda y pasaba largo rato allí. Sus labios se movían, las lágrimas le afloraban a los ojos como si hablara con Marcelo, como si pronunciara palabras de amor.

viernes, 7 de agosto de 2015

EL FABULOSO GILGAMESH “EL PADRE DE TODOS LOS HÉROES ES LA HISTORIA MÁS ANTIGUA DEL MUNDO”

EL FABULOSO GILGAMESH 
“EL PADRE DE TODOS LOS HÉROES" 

ES LA HISTORIA MÁS ANTIGUA DEL MUNDO



Gilgameš (a veces trasliterado Gilgamesh) o Gilgamés (pronunciado /'ɡɪl.ɡa.mɛʃ/ en acadio: 𒄑𒂆𒈦), también conocido comoBilgamés, es un personaje legendario de la mitología sumeria. Según la Lista Real Sumeria, Gilgamesh, hijo de la diosa Ninsuny de un sacerdote llamado Lillah, fue gobernante del distrito de Kulab y quinto rey de la ciudad Uruk (Erech en los textos bíblicos; actual Warqa, en Irak) hacia el año 2650 a. C. Sucedió al rey Lugalbanda, reinó durante 126 años y dejó el trono a su hijo Ur-Nungal, que gobernó durante 30 años. Los primeros estudiosos de la lengua sumeria leyeron su nombre, erróneamente, como Izdubar.


Ha alcanzado la fama sobre todo como protagonista del Poema de Gilgamesh, también llamado Epopeya de Gilgamesh por sugénero literario. En esta obra, el primer poema épico que se conserva, se cuentan sus aventuras junto a su amigo Enkidu y su búsqueda de la inmortalidad tras la muerte de este. la obra literaria más antigua de la especie humana encontrada hasta el momento.

La leyenda sobre este rey cuenta que los ciudadanos de Uruk, viéndose oprimidos, pidieron ayuda a los dioses, quienes enviaron a un personaje llamado Enkidu para que luchara contra Gilgamesh y le venciera. Pero la lucha se torna muy pareja, sin un vencedor claro. Finalmente, Enkidu reconoce a Gilgamesh como rey y los dos luchadores se hacen amigos. Juntos deciden hacer un largo viaje en busca de aventuras, en el que se enfrentan a animales fantásticos y peligrosos.

En su ausencia, la diosa Inanna (conocida por los babilonios como Ishtar y más tarde como Astarté) cuida y protege la ciudad. Inanna declara su amor al héroe Gilgamesh, pero este la rechaza, provocando la ira de la diosa, quien en venganza envía al Toro de las tempestades para destruir a los dos personajes y a la ciudad entera. Gilgamesh y Enkidu matan al Toro, pero los dioses se enfurecen por este hecho y castigan a Enkidu con la muerte. Muy apenado por la muerte de su amigo, Gilgamesh recurre a un sabio llamado Utnapishtim (Ziusudra en sumerio, que puede significar 'el de los Días Remotos'), el único humano, junto con su esposa, al que los dioses salvaron del Diluvio Universal y concedieron la inmortalidad. Gilgamesh recurre a él para que le otorgue la vida eterna, pero Utnapishtim le dice que solo en una ocasión se concedió ese don a un humano, y que no volverá a repetirse, lo mismo que el Diluvio.

Finalmente, la esposa de Utnapishtim le pide a su esposo que, como consuelo a su viaje, le diga a Gilgamesh dónde localizar la planta que devuelve la juventud (mas no la vida o juventud eterna). El sabio cede y le revela que la planta está en lo más profundo del mar. Gilgamesh se decide a ir en su busca y efectivamente la encuentra, pero de regreso a Uruk toma un baño, y al dejar la planta a un lado, una serpiente se la roba (basándose en que las serpientes cambian de piel, y que por ello vuelven a la juventud). El héroe llega a la ciudad de Uruk, donde finalmente muere.

Hasta principios del siglo XXI, eso era lo que se conocía como final de la epopeya, pero en 2001, unas 300 tablillas procedentes de Irak fueron entregadas por investigadores iraquíes al asiriólogo Giovanni Pettinato para que fueran traducidas. Entre otras cosas, algunas de ellas contaban un final distinto de la epopeya. Según esas tablillas, Gilgamesh, derrotado moralmente por el fracaso de su búsqueda de la inmortalidad, regresa a su ciudad y allí se suicida junto a 80 miembros de su corte.1

La figura de Gilgamesh conserva su vigencia porque el anhelo que le mueve es universal (escapar de la muerte), y por tanto es universal la lección que recibe: que la inmortalidad es un don exclusivo de los dioses y es locura aspirar a ella. El lector de cualquier época se siente también conmovido por el canto a la amistad que contiene la obra, que probablemente influyó en la Ilíada de Homero, donde el lazo entre Aquiles y Patroclo es igualmente memorable.

FUENTE: WIKIPEDIA


sábado, 1 de agosto de 2015

ARISTÓBULO DEL VALLE

ARISTÓBULO DEL VALLE


    Aristóbulo Del Valle, fue un brillante abogado, político y profesor universitario. Poseedor de una espléndida capacidad oratoria se destacó en los ámbitos que le tocó actuar dejando su impronta en una trascendente etapa de la vida institucional argentina.

    Nació el 15 de marzo de 1.845, en Dolores, Provincia de Buenos Aires, hijo natural (circunstancia que lo marcaría en la cerrada sociedad de la época), sus padres fueron Narciso del Valle (un militar rosista) e Isabel Valdivieso.

    Al caer Rosas, la madre se separó del padre y se radicó en la Ciudad de Buenos Aires, allí estudió en el Colegio de la América del Sud, donde conoció a Leandro N Alem, iniciándose una entrañable amistad que duraría toda la vida. Ingresaron juntos a la Facultad de Derecho, donde ambos se recibirían de abogados.

    Se casó en 1.865, con Julia Tejedor (sobrina de Carlos Tejedor). En 1869 se recibió de abogado, profesión que abrazaría con gran vocación, destacándose en su ejercicio y ya en la cátedra como constitucionalista.

    Se enrola políticamente en el Partido Autonomista (los llamados crudos), que conducía firmemente Adolfo Alsina.

    En 1.868 contando con 25 años de edad, fue designado Diputado Constituyente de la Provincia de Buenos Aires, donde tuvo destacada actuación.

En 1.872 fue electo Diputado Provincial bonaerense y en 1.873 Diputado nacional, junto a su amigo Leandro Alem, en 1.874 renuncia a la diputación para asumir como Ministro de Gobierno Provincial.

    En 1.877 funda junto a Leandro N Alem, el Partido Republicano, antecedente del Partido Radical., ese mismo año es electo Senador Nacional, en 1.880 lo designan Presidente del Senado, ese año se realiza el histórico debate sobre la capitalización de la Ciudad de Buenos Aires, analizando si debía o no ser esa ciudad la capital de la república, en las discusiones brilla su amigo Leandro Alem, sin embargo Del Valle, sostiene la posición contraria, es decir apoya la capitalización, posición que triunfa en definitiva, aunque la historia daría la razón y la gloria, al sostenedor de la posición perdidosa, es decir a Alem.

    Del Valle habla el primero de septiembre de 1889, en el acto del Jardín Florida, (ubicado en la esquina de la actual calle Florida y Paraguay) y en la asamblea en el Frontón Florida en la que se crea la Unión Cívica de la Juventud el 13 de Abril de 1.890.

    El gran acto inaugural de la Unión Cívica de la Juventud fue el 1 de septiembre de 1.890 y allí es uno de los oradores.

    Actuó el 26 de julio de 1.890 en la heroica Revolución del Parque, integrando la junta revolucionaria que presidía Leandro N Alem, y que si bien fracasó, provocó la renuncia del presidente conservador Juárez Celman, en esa ocasión Del Valle impulsó una postura moderada de negociación con Carlos Pellegrini, posición esta que lo distanciaría de Alem.

    En 1.891, el partido de divide en Unión Cívica Nacional (Mitristas-acuerdistas) y Unión Cívica Radical (Alemnistas-intransigentes), Del Valle se mantiene en una posición independiente de los sectores buscando la unidad.

    En mayo de 1.891 es electo senador junto a Leandro Alem, en junio de 1.891 renuncia a la banca tratando con ese gesto de unir a la Unión Cívica. Luis Sáenz Peña lo designa Ministro de Guerra y Marina, en Julio de 1.893 y el 29 de julio de dicho año, estalla una nueva y gloriosa revolución radical que en San Luis toma el gobierno, Irigoyen se levanta en la Provincia de Buenos Aires, también triunfa la revolución radical del 10 de agosto de 1.893 en la Provincia de Santa Fe. Del Valle propone la intervención de las Provincias de San Luis, Santa Fe y Buenos Aires, pero la cámara de diputados rechaza el proyecto elevado. Del Valle, entonces renuncia a su cargo y desde ese momento se dedica a la cátedra universitaria.

    Entre sus obras se destacan Oraciones Magistrales y Lecciones de Derecho Constitucional.

    Aristóbulo del Valle falleció a los 50 años de edad el 29 de enero de 1.896. Fue despedido en el cementerio de la Recoleta por varios oradores destacándose Miguel Cané, Lisandro de la Torre y fundamentalmente Leandro Alem, su gran amigo, que quedó profundamente conmovido por su muerte la que acentuó la depresión que padecía, pocos meses después Leandro N Alem se suicidaría, perdía así desgraciadamente la República, dos de sus grandes hombres.


Gracias Dr. Eduardo Zimmermann

jueves, 23 de julio de 2015

ANTONIO ROSA “EL NEGRO MULETA”

ANTONIO ROSA “EL NEGRO MULETA”





En el barrio sud de nuestra ciudad de Buenos Aires y dentro del perímetro formado por las calles México, General Urquiza, Caseros y Castro Barros, la mayoría de sus habitantes conocen a un viejo servidor a la Patria, negro de veras, cuya edad de 121 años ha traspasado los límites de lo común en cuanto a existencias centenarias se refiere.
Los pobladores a que antes hacíamos mención, conocen a este hombre, que está por trasponer los umbrales de un siglo y cuarto de existencia, por el apodo de “El Negro Muleta”, y ello se debe a la circunstancia de que algunas veces suele emplearlas, luego de las largas caminatas que casi todos los días efectúa a los pueblos de Quilmes, Haedo y hasta Luján, en busca de hierbas curativas, y cuyas virtudes medicinales dice que conoce.
El nombre de “El Negro Muleta” es Antonio Rosa, siendo argentino, nacido en Buenos Aires en el año 1795, en un mes y día que no recuerda.
Aunque “Don Antonio” no lo dice, pues nadie le ha oído hablar de sus padres, los vecinos suponen, y creemos acertada la suposición, de que sea hijo de africanos.  Todo en él tiende a demostrar tal indicio.  La frente, los ojos, la nariz, el cabello y barba tienen la característica de la pura raza de color.
Don Antonio tiene por la Patria una verdadera adoración, y siente el orgullo de ser argentino y de sus 121 años.
Se retiró con 63 años de vida militar, más o menos activa, de 1827 a 1890, la que tuvo su culminación en la campaña del Paraguay, ya que en la sangrienta jornada del Boquerón fue ascendido a sargento primero.  Tomó parte en todas las acciones de aquella guerra, hasta su terminación.
En el Paraguay, Don Antonio fue herido: en Paso de la Patria, de dos balazos en los riñones; en Boquerón, de un bayonetazo en el pie izquierdo; en Curupaytí, de un balazo en el brazo derecho y un sablazo en el muslo del mismo lado.
Antes de la Guerra del Paraguay, peleó contra los montoneros y sirvió a las órdenes de los generales Acha y Pacheco.
Durante la época de Juan Manuel de Rosas, Don Antonio no tuvo ocasión de actuar. Pues, generalmente, estaba en la provincia.  Actuó, sin embargo, cuando las tropas federales sofocaron tan sangrientamente a la famosa “Revolución del Sur”.  No se encontró en la batalla de Caseros.
Cuando el viejo centenario habla de sus buenos tiempos y recuerda sus horas de militar y sus bordoneos entre mate y mate, después de haber comido el apetitoso asado con cuero de una rica vaquillona, sus ojos adquieren un brillo inusitado, y sus palabras nos hacen evocar todo un pasado de aventuras que parece de leyenda.
El “Negro Muleta”, como le dicen sus convecinos, es católico, y en su larga vida se ha casado dos veces, cuyas mujeres le dieron diecinueve hijos, de los cuales viven catorce.
“Muleta” es radical.  A la izquierda de la cabecera de su cama, cuelga un retrato del Dr. Leandro N. Alem.  A pesar de sus años, es decidor y risueño.  Cuando habla de sus yerbas, que “curan todo”, dice:
- Ahí está la manzanilla, que cura el resfrío y el dolor de muelas; la oreja de gato negro, que cura radicalmente la sordera; y la cicuta, el gualeguay, el guaycurú y la sanguinaria, que sirven para preparar una tintura infalible para el reuma”.
Y la curiosidad les hará decir como a nosotros: ¿Y cómo se prepara?
- Todo eso mezclado con una cucharada de aceite, una cucharada de kerosene y una cucharada de aguardiente.
Y para que todo sea completo, al salir le dirá, sonriendo, a la cotorra: “Juanita, despídase del señor”.  Y Juanita se despachará con un: “¿Cómo te va?…
Nota: La fotografía que ilustra esta historia fue tomada en el patio de la casa de Antonio Rosa, situada en la calle Colombres 1765, Buenos Aires.  Ostenta su uniforme de militar, que lo acredita como sargento 1º, y luce en su pecho las dos medallas al valor militar que conquistara en la Guerra del Paraguay.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Marín, Rufino, Buenos Aires, Noviembre de 1916.
Revista Caras y Caretas, Diciembre de 1916.
Turone. O. A. – Los héroes anónimos de la Patria.
www.revisionistas.com.ar
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viernes, 3 de julio de 2015

MIGUEL CHEPOYÁ Trompeta de San Martin

MIGUEL CHEPOYÁ  

Trompeta de San Martin


Granadero Guaraní de la máxima confianza del Libertador

También fue llamado “El clarín de la gloria” y “el Corneta de la Gloria”

El pedido rezaba: "...que reclutaran jóvenes de talla y robustez que S.E. destina al Regimiento de Granaderos a Caballo, al mando del Teniente Coronel Don José de San Martín, oriundo de aquel territorio...".

Chepoyá, al igual que Cabral, hombre decisivo en la vida del Gran Capitán, entre otros 260 guaraníes se alistó en sus filas.
Algunos de los guaraníes de estos grupos lo acompañaron durante toda la campaña libertadora, incursionaron en la campaña al Norte, acompañaron al Libertador en el cruce de los Andes, lucharon en Chile y mantuvieron el último encuentro bélico con las tropas realistas en Ayacucho.

Eran un puñado de hombres adiestrados en un todo por el Gran Capitán y que hasta el último encuentro demostraron cuánto vale la disciplina férrea, el tesón y la valentía puestos al servicio de un noble ideal.

Miguel Chepoyá actuó también bajo las órdenes del Gral. Manuel Belgrano, Rondeau, Bolívar y Sucre. Era uno de los últimos invencibles del resto del Regimiento de Granaderos a Caballos de los Andes, que cargados de gloria llegan a Buenos Aires el 13 de febrero de 1826 bajo las órdenes de Félix Bogado después de 13 años de lucha para concretar la libertad de América.

En Buenos Aires recibieron el agasajo con desfile por las calles en el último adiós a las armas.

A su regreso a la Patria amada, contaba a la sazón con 30 años de edad, y estando muy próxima a desatarse la contienda bélica con el imperio del Brasil bajo la corona de Pedro, es muy difícil que no se haya tentado a combatir junto a sus hermanos que nuevamente habían sido convocados para esta nueva gesta patriótica.


Posteriormente se perdieron noticias sobre él.

MIGUEL BRAYER Soldado Napoleónico al que San Martin dio de baja con las siguientes palabras “hasta el último tambor del ejército tiene más honor que usted.”

MIGUEL BRAYER 

Soldado Napoleónico al que San Martin dio de baja con las siguientes palabras “hasta el último tambor del ejército tiene más honor que usted.”




Michel Silvestre Brayer, conocido en América del Sur como Miguel Brayer (Douai,1 Francia, 31 de diciembre de 1769 – París, 28 de noviembre de 1840), militar francés que participó en las Guerras Napoleónicas, llegando al grado de General de Brigada. Tras la Restauración Borbónica, huyó a Chile, donde tuvo una actuación desastrosa en la guerra de independencia de Chile. De regreso a Francia, recuperó todos sus grados y honores y continuó su carrera militar, participando en la organización de la invasión de España por los Cien Mil Hijos de San Luis que acabó con los logros del trienio liberal. El nombre de Michel Brayer está grabado en el Arco del Triunfo.

Ingresó como soldado al Regimiento Suizo de Reinhart a los 13 años. Incorporado después al regimiento de Puy-de-Dôme, hizo en 1792 la campaña de las Ardenas, del Mosela, del Danubio y del Rin. Más tarde fue ascendiendo hasta llegar a jefe de batallón en 1799. Cuatro años más tarde se destacó en la batalla de Hohenlinden y fue incorporado a la Legión de Honor en 1805. En 1809 fue ascendido al grado de general de brigada.

Participó en la campaña de Austria de 1803, y tuvo actuaciones destacadas en las batallas de Austerlitz, Friedland.
En algún momento, en esos años, fue diputado a la Asamblea Nacional.

Pasó posteriormente a los ejércitos napoleónicos en España. Allí combatió en la batalla de Burgos, llegando al grado de general en 1809, año en que tuvo una actuación destacada en la batalla de Ocaña y la campaña de la Sierra Morena. Reconocido como barón imperial, actuó también en la batalla de Gévora y en la de Albuera.
Regresó al frente oriental, combatiendo en las batallas de Dresde y Leipzig.

Tras la abdicación de Napoleón Bonaparte, pasó a retiro, aunque Luis XVIII lo nombró caballero de la Orden de San Luis. Era el comandante de la plaza militar de Lyon cuando el regreso de Napoleón a Francia, pasando nuevamente a órdenes del Emperador; éste lo nombró gobernador de la ciudad y palacio de Versalles el 5 de mayo de 1815, par de Francia el 2 de julio y conde del Imperio con una dotación de 4.000 francos.

Tras la derrota definitiva de Napoleón, el rey Luis XVIII lo incluyó en su ordenanza que condenaba a muerte a los oficiales que hubieran acompañado al Emperador, en septiembre de 1816. No obstante, ya había huido a Prusia, desde donde pasó a los Estados Unidos.

Allí conoció al general José Miguel Carrera, líder de una de las fracciones del independentismo de Chile. Juntos regresaron a Sudamérica, desembarcando en Buenos Aires en febrero de 1817 al frente de una flotilla destinada a la independencia chilena. Pero la flota fue requisada y Carrera pasó a Montevideo, mientras Brayer continuó su viaje por tierra hasta Chile, país que acababa de reconquistar su libertad gracias al Ejército de los Andes, comandado por José de San Martín.

Al llegar a Chile, su experiencia era muy superior a la de cualquier otro oficial del Ejército Chileno, por lo que San Martín lo nombró Jefe de Estado Mayor del mismo, segundo del general Bernardo O'Higgins. En tal carácter, participó en el Sitio de Talcahuano: esa ciudad – ubicada demasiado cerca de la ciudad de Concepción como para ser ignorada – estaba bien amurallada, y era fácilmente aprovisionada desde el mar por la flota española.

Cuando O'Higgins pidió opiniones sobre cómo tomar la ciudad sitiada, el general Juan Gregorio de Las Heras propuso una estrategia de desgaste gradual. En cambio, Brayer indicó que debía asaltarse la fortaleza avanzada de Talcahuano de frente y desde allí avanzar hacia la ciudad; cuando Las Heras objetó que eso significaba tener que asaltar inútilmente dos murallas, Brayer le recordó que él había asaltado una fortaleza prusiana en muletas y le aconsejó que no participara en el asalto. Como O'Higgins prefirió confiar en Brayer, Las Heras exigió ser quien comandara el asalto a las posiciones, para demostrar que no era por cobardía que había criticado la estrategia.

Pese al heroísmo del ataque de Las Heras – que estuvo a punto de morir en el intento – y sus hombres – que cayeron de a cientos – el ataque fue un total fracaso. Brayer trató de culpar del fracaso a Las Heras, lo que O'Higgins rechazó.

Retrocediendo hacia el norte con el resto del ejército, Brayer volvió a cometer un error grave cuando ordenó al coronel Ramón Freire abandonar Lontué en presencia del enemigo, que estuvo a punto de destruir su división.

Cuando ocurrió la sorpresa de Cancha Rayada, Brayer abandonó el ejército sin dar indicaciones precisas de cómo efectuar la retirada. Esta acción causó muchas bajas, entre ellas, la herida de O'Higgins. Al llegar a Santiago difundió entre la población que se había perdido la guerra y que había que huir a Argentina, mientras San Martín reunía nuevamente su ejército.

Al iniciarse la batalla de Maipú, Brayer solicitó autorización para irse a tomar unos baños termales. San Martín le contestó que eso bien podía esperar unas horas, hasta después de la batalla que ya había comenzado.

Como Brayer insistió, San Martín lo dio de baja frente a todo su estado mayor y le gritó
"hasta el último tambor del ejército tiene más honor que usted."

Mientras los realistas huían derrotados en Maipú, Brayer huyó a Buenos Aires; allí publicó unos panfletos contra San Martín y exigió el pago de sus sueldos y premios. San Martín, desde Mendoza, exigió y obtuvo su encarcelamiento. Aprovechando una especie de libertad condicional, huyó meses después a Montevideo. Allí volvió a encontrarse con Carrera, a quien ayudó en su campaña periodística contra O'Higgins, difamando nuevamente a San Martín en la prensa. Posteriormente intentó volver a Buenos Aires en 1820, pero no fue autorizado. Entonces regresó a Francia.

Regresó a Francia en 1820. Indultado de la antigua condena a muerte, recuperó todos sus cargos militares y honores. Participó en la organización de la invasión de los “Cien Mil Hijos de San Luis”, que reinstauró el absolutismo en España.
Posteriormente fue ascendido al grado de teniente general, puesto al mando de la Quinta División, con sede enEstrasburgo. Entre 1833 y 1835 fue Inspector General de Infantería. Pasó a retiro definitivo en 1836.
Falleció en París en 1840.
Su nombre figura en el Arco de Triunfo de París. También es mencionado en el testamento de Napoleón, que le legó una suma de cien mil francos.
Su hijo, Miguel Silvestre Felipe Brayer (1813-1870), conde del imperio, llegó al grado de general de brigada muriendo en combate el 16 de agosto de 1870 en la batalla de Mars-la-Tour (Rézonville), durante la Guerra Franco-Prusiana.
Bibliografía
• Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, 7 volúmenes, Ed. Elche, Bs. As., 1968-1985.
• Camogli, Pablo, Batallas por la libertad, Ed. Aguilar, Bs. As., 2005. ISBN 987-04-0105-8
• Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, Bs. As., 2004. ISBN 950-04-2675-7
• Mitre, Bartolomé, Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana. Ed. Eudeba, Bs. As., 1968.
• Mullié, Charles, Biographie des célébrités militaires des armées de terre et de mer de 1789 à 1850, París, 1852.
• Robert, Adolphe, Bourloton, Edgar y Cougny, Gaston, Dictionnaire des parlementaires français (1789-1891), París, s/f.