ANTONIO ROSA “EL NEGRO MULETA”
En
el barrio sud de nuestra ciudad de Buenos Aires y dentro del perímetro formado
por las calles México, General Urquiza, Caseros y Castro Barros, la mayoría de
sus habitantes conocen a un viejo servidor a la Patria, negro de veras, cuya
edad de 121 años ha traspasado los límites de lo común en cuanto a existencias
centenarias se refiere.
Los pobladores
a que antes hacíamos mención, conocen a este hombre, que está por trasponer los
umbrales de un siglo y cuarto de existencia, por el apodo de “El Negro Muleta”,
y ello se debe a la circunstancia de que algunas veces suele emplearlas, luego
de las largas caminatas que casi todos los días efectúa a los pueblos de
Quilmes, Haedo y hasta Luján, en busca de hierbas curativas, y cuyas virtudes
medicinales dice que conoce.
El nombre de
“El Negro Muleta” es Antonio Rosa, siendo argentino, nacido en Buenos Aires en
el año 1795, en un mes y día que no recuerda.
Aunque “Don
Antonio” no lo dice, pues nadie le ha oído hablar de sus padres, los vecinos
suponen, y creemos acertada la suposición, de que sea hijo de africanos.
Todo en él tiende a demostrar tal indicio. La frente, los ojos, la nariz,
el cabello y barba tienen la característica de la pura raza de color.
Don Antonio
tiene por la Patria una verdadera adoración, y siente el orgullo de ser
argentino y de sus 121 años.
Se retiró con
63 años de vida militar, más o menos activa, de 1827 a 1890, la que tuvo su
culminación en la campaña del Paraguay, ya que en la sangrienta jornada del
Boquerón fue ascendido a sargento primero. Tomó parte en todas las
acciones de aquella guerra, hasta su terminación.
En el
Paraguay, Don Antonio fue herido: en Paso de la Patria, de dos balazos en los
riñones; en Boquerón, de un bayonetazo en el pie izquierdo; en Curupaytí, de un
balazo en el brazo derecho y un sablazo en el muslo del mismo lado.
Antes de la
Guerra del Paraguay, peleó contra los montoneros y sirvió a las órdenes de los
generales Acha y Pacheco.
Durante la
época de Juan Manuel de Rosas, Don Antonio no tuvo ocasión de actuar. Pues,
generalmente, estaba en la provincia. Actuó, sin embargo, cuando las
tropas federales sofocaron tan sangrientamente a la famosa “Revolución del
Sur”. No se encontró en la batalla de Caseros.
Cuando el
viejo centenario habla de sus buenos tiempos y recuerda sus horas de militar y
sus bordoneos entre mate y mate, después de haber comido el apetitoso asado con
cuero de una rica vaquillona, sus ojos adquieren un brillo inusitado, y sus
palabras nos hacen evocar todo un pasado de aventuras que parece de leyenda.
El “Negro
Muleta”, como le dicen sus convecinos, es católico, y en su larga vida se ha
casado dos veces, cuyas mujeres le dieron diecinueve hijos, de los cuales viven
catorce.
“Muleta” es
radical. A la izquierda de la cabecera de su cama, cuelga un retrato del
Dr. Leandro N. Alem. A pesar de sus años, es decidor y risueño.
Cuando habla de sus yerbas, que “curan todo”, dice:
- Ahí está la
manzanilla, que cura el resfrío y el dolor de muelas; la oreja de gato negro,
que cura radicalmente la sordera; y la cicuta, el gualeguay, el guaycurú y la
sanguinaria, que sirven para preparar una tintura infalible para el reuma”.
Y la
curiosidad les hará decir como a nosotros: ¿Y cómo se prepara?
- Todo eso
mezclado con una cucharada de aceite, una cucharada de kerosene y una cucharada
de aguardiente.
Y para que
todo sea completo, al salir le dirá, sonriendo, a la cotorra: “Juanita,
despídase del señor”. Y Juanita se despachará con un: “¿Cómo te va?…
Nota: La fotografía que ilustra esta
historia fue tomada en el patio de la casa de Antonio Rosa, situada en la calle
Colombres 1765, Buenos Aires. Ostenta su uniforme de militar, que lo
acredita como sargento 1º, y luce en su pecho las dos medallas al valor militar
que conquistara en la Guerra del Paraguay.
Fuente
Efemérides –
Patricios de Vuelta de Obligado
Marín, Rufino,
Buenos Aires, Noviembre de 1916.
Revista Caras
y Caretas, Diciembre de 1916.
Turone. O. A.
– Los héroes anónimos de la Patria.
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