jueves, 23 de julio de 2015

ANTONIO ROSA “EL NEGRO MULETA”

ANTONIO ROSA “EL NEGRO MULETA”





En el barrio sud de nuestra ciudad de Buenos Aires y dentro del perímetro formado por las calles México, General Urquiza, Caseros y Castro Barros, la mayoría de sus habitantes conocen a un viejo servidor a la Patria, negro de veras, cuya edad de 121 años ha traspasado los límites de lo común en cuanto a existencias centenarias se refiere.
Los pobladores a que antes hacíamos mención, conocen a este hombre, que está por trasponer los umbrales de un siglo y cuarto de existencia, por el apodo de “El Negro Muleta”, y ello se debe a la circunstancia de que algunas veces suele emplearlas, luego de las largas caminatas que casi todos los días efectúa a los pueblos de Quilmes, Haedo y hasta Luján, en busca de hierbas curativas, y cuyas virtudes medicinales dice que conoce.
El nombre de “El Negro Muleta” es Antonio Rosa, siendo argentino, nacido en Buenos Aires en el año 1795, en un mes y día que no recuerda.
Aunque “Don Antonio” no lo dice, pues nadie le ha oído hablar de sus padres, los vecinos suponen, y creemos acertada la suposición, de que sea hijo de africanos.  Todo en él tiende a demostrar tal indicio.  La frente, los ojos, la nariz, el cabello y barba tienen la característica de la pura raza de color.
Don Antonio tiene por la Patria una verdadera adoración, y siente el orgullo de ser argentino y de sus 121 años.
Se retiró con 63 años de vida militar, más o menos activa, de 1827 a 1890, la que tuvo su culminación en la campaña del Paraguay, ya que en la sangrienta jornada del Boquerón fue ascendido a sargento primero.  Tomó parte en todas las acciones de aquella guerra, hasta su terminación.
En el Paraguay, Don Antonio fue herido: en Paso de la Patria, de dos balazos en los riñones; en Boquerón, de un bayonetazo en el pie izquierdo; en Curupaytí, de un balazo en el brazo derecho y un sablazo en el muslo del mismo lado.
Antes de la Guerra del Paraguay, peleó contra los montoneros y sirvió a las órdenes de los generales Acha y Pacheco.
Durante la época de Juan Manuel de Rosas, Don Antonio no tuvo ocasión de actuar. Pues, generalmente, estaba en la provincia.  Actuó, sin embargo, cuando las tropas federales sofocaron tan sangrientamente a la famosa “Revolución del Sur”.  No se encontró en la batalla de Caseros.
Cuando el viejo centenario habla de sus buenos tiempos y recuerda sus horas de militar y sus bordoneos entre mate y mate, después de haber comido el apetitoso asado con cuero de una rica vaquillona, sus ojos adquieren un brillo inusitado, y sus palabras nos hacen evocar todo un pasado de aventuras que parece de leyenda.
El “Negro Muleta”, como le dicen sus convecinos, es católico, y en su larga vida se ha casado dos veces, cuyas mujeres le dieron diecinueve hijos, de los cuales viven catorce.
“Muleta” es radical.  A la izquierda de la cabecera de su cama, cuelga un retrato del Dr. Leandro N. Alem.  A pesar de sus años, es decidor y risueño.  Cuando habla de sus yerbas, que “curan todo”, dice:
- Ahí está la manzanilla, que cura el resfrío y el dolor de muelas; la oreja de gato negro, que cura radicalmente la sordera; y la cicuta, el gualeguay, el guaycurú y la sanguinaria, que sirven para preparar una tintura infalible para el reuma”.
Y la curiosidad les hará decir como a nosotros: ¿Y cómo se prepara?
- Todo eso mezclado con una cucharada de aceite, una cucharada de kerosene y una cucharada de aguardiente.
Y para que todo sea completo, al salir le dirá, sonriendo, a la cotorra: “Juanita, despídase del señor”.  Y Juanita se despachará con un: “¿Cómo te va?…
Nota: La fotografía que ilustra esta historia fue tomada en el patio de la casa de Antonio Rosa, situada en la calle Colombres 1765, Buenos Aires.  Ostenta su uniforme de militar, que lo acredita como sargento 1º, y luce en su pecho las dos medallas al valor militar que conquistara en la Guerra del Paraguay.
Fuente
Efemérides – Patricios de Vuelta de Obligado
Marín, Rufino, Buenos Aires, Noviembre de 1916.
Revista Caras y Caretas, Diciembre de 1916.
Turone. O. A. – Los héroes anónimos de la Patria.
www.revisionistas.com.ar
Se permite la reproducción citando la fuente: www.revisionistas.com.ar


viernes, 3 de julio de 2015

MIGUEL CHEPOYÁ Trompeta de San Martin

MIGUEL CHEPOYÁ  

Trompeta de San Martin


Granadero Guaraní de la máxima confianza del Libertador

También fue llamado “El clarín de la gloria” y “el Corneta de la Gloria”

El pedido rezaba: "...que reclutaran jóvenes de talla y robustez que S.E. destina al Regimiento de Granaderos a Caballo, al mando del Teniente Coronel Don José de San Martín, oriundo de aquel territorio...".

Chepoyá, al igual que Cabral, hombre decisivo en la vida del Gran Capitán, entre otros 260 guaraníes se alistó en sus filas.
Algunos de los guaraníes de estos grupos lo acompañaron durante toda la campaña libertadora, incursionaron en la campaña al Norte, acompañaron al Libertador en el cruce de los Andes, lucharon en Chile y mantuvieron el último encuentro bélico con las tropas realistas en Ayacucho.

Eran un puñado de hombres adiestrados en un todo por el Gran Capitán y que hasta el último encuentro demostraron cuánto vale la disciplina férrea, el tesón y la valentía puestos al servicio de un noble ideal.

Miguel Chepoyá actuó también bajo las órdenes del Gral. Manuel Belgrano, Rondeau, Bolívar y Sucre. Era uno de los últimos invencibles del resto del Regimiento de Granaderos a Caballos de los Andes, que cargados de gloria llegan a Buenos Aires el 13 de febrero de 1826 bajo las órdenes de Félix Bogado después de 13 años de lucha para concretar la libertad de América.

En Buenos Aires recibieron el agasajo con desfile por las calles en el último adiós a las armas.

A su regreso a la Patria amada, contaba a la sazón con 30 años de edad, y estando muy próxima a desatarse la contienda bélica con el imperio del Brasil bajo la corona de Pedro, es muy difícil que no se haya tentado a combatir junto a sus hermanos que nuevamente habían sido convocados para esta nueva gesta patriótica.


Posteriormente se perdieron noticias sobre él.

MIGUEL BRAYER Soldado Napoleónico al que San Martin dio de baja con las siguientes palabras “hasta el último tambor del ejército tiene más honor que usted.”

MIGUEL BRAYER 

Soldado Napoleónico al que San Martin dio de baja con las siguientes palabras “hasta el último tambor del ejército tiene más honor que usted.”




Michel Silvestre Brayer, conocido en América del Sur como Miguel Brayer (Douai,1 Francia, 31 de diciembre de 1769 – París, 28 de noviembre de 1840), militar francés que participó en las Guerras Napoleónicas, llegando al grado de General de Brigada. Tras la Restauración Borbónica, huyó a Chile, donde tuvo una actuación desastrosa en la guerra de independencia de Chile. De regreso a Francia, recuperó todos sus grados y honores y continuó su carrera militar, participando en la organización de la invasión de España por los Cien Mil Hijos de San Luis que acabó con los logros del trienio liberal. El nombre de Michel Brayer está grabado en el Arco del Triunfo.

Ingresó como soldado al Regimiento Suizo de Reinhart a los 13 años. Incorporado después al regimiento de Puy-de-Dôme, hizo en 1792 la campaña de las Ardenas, del Mosela, del Danubio y del Rin. Más tarde fue ascendiendo hasta llegar a jefe de batallón en 1799. Cuatro años más tarde se destacó en la batalla de Hohenlinden y fue incorporado a la Legión de Honor en 1805. En 1809 fue ascendido al grado de general de brigada.

Participó en la campaña de Austria de 1803, y tuvo actuaciones destacadas en las batallas de Austerlitz, Friedland.
En algún momento, en esos años, fue diputado a la Asamblea Nacional.

Pasó posteriormente a los ejércitos napoleónicos en España. Allí combatió en la batalla de Burgos, llegando al grado de general en 1809, año en que tuvo una actuación destacada en la batalla de Ocaña y la campaña de la Sierra Morena. Reconocido como barón imperial, actuó también en la batalla de Gévora y en la de Albuera.
Regresó al frente oriental, combatiendo en las batallas de Dresde y Leipzig.

Tras la abdicación de Napoleón Bonaparte, pasó a retiro, aunque Luis XVIII lo nombró caballero de la Orden de San Luis. Era el comandante de la plaza militar de Lyon cuando el regreso de Napoleón a Francia, pasando nuevamente a órdenes del Emperador; éste lo nombró gobernador de la ciudad y palacio de Versalles el 5 de mayo de 1815, par de Francia el 2 de julio y conde del Imperio con una dotación de 4.000 francos.

Tras la derrota definitiva de Napoleón, el rey Luis XVIII lo incluyó en su ordenanza que condenaba a muerte a los oficiales que hubieran acompañado al Emperador, en septiembre de 1816. No obstante, ya había huido a Prusia, desde donde pasó a los Estados Unidos.

Allí conoció al general José Miguel Carrera, líder de una de las fracciones del independentismo de Chile. Juntos regresaron a Sudamérica, desembarcando en Buenos Aires en febrero de 1817 al frente de una flotilla destinada a la independencia chilena. Pero la flota fue requisada y Carrera pasó a Montevideo, mientras Brayer continuó su viaje por tierra hasta Chile, país que acababa de reconquistar su libertad gracias al Ejército de los Andes, comandado por José de San Martín.

Al llegar a Chile, su experiencia era muy superior a la de cualquier otro oficial del Ejército Chileno, por lo que San Martín lo nombró Jefe de Estado Mayor del mismo, segundo del general Bernardo O'Higgins. En tal carácter, participó en el Sitio de Talcahuano: esa ciudad – ubicada demasiado cerca de la ciudad de Concepción como para ser ignorada – estaba bien amurallada, y era fácilmente aprovisionada desde el mar por la flota española.

Cuando O'Higgins pidió opiniones sobre cómo tomar la ciudad sitiada, el general Juan Gregorio de Las Heras propuso una estrategia de desgaste gradual. En cambio, Brayer indicó que debía asaltarse la fortaleza avanzada de Talcahuano de frente y desde allí avanzar hacia la ciudad; cuando Las Heras objetó que eso significaba tener que asaltar inútilmente dos murallas, Brayer le recordó que él había asaltado una fortaleza prusiana en muletas y le aconsejó que no participara en el asalto. Como O'Higgins prefirió confiar en Brayer, Las Heras exigió ser quien comandara el asalto a las posiciones, para demostrar que no era por cobardía que había criticado la estrategia.

Pese al heroísmo del ataque de Las Heras – que estuvo a punto de morir en el intento – y sus hombres – que cayeron de a cientos – el ataque fue un total fracaso. Brayer trató de culpar del fracaso a Las Heras, lo que O'Higgins rechazó.

Retrocediendo hacia el norte con el resto del ejército, Brayer volvió a cometer un error grave cuando ordenó al coronel Ramón Freire abandonar Lontué en presencia del enemigo, que estuvo a punto de destruir su división.

Cuando ocurrió la sorpresa de Cancha Rayada, Brayer abandonó el ejército sin dar indicaciones precisas de cómo efectuar la retirada. Esta acción causó muchas bajas, entre ellas, la herida de O'Higgins. Al llegar a Santiago difundió entre la población que se había perdido la guerra y que había que huir a Argentina, mientras San Martín reunía nuevamente su ejército.

Al iniciarse la batalla de Maipú, Brayer solicitó autorización para irse a tomar unos baños termales. San Martín le contestó que eso bien podía esperar unas horas, hasta después de la batalla que ya había comenzado.

Como Brayer insistió, San Martín lo dio de baja frente a todo su estado mayor y le gritó
"hasta el último tambor del ejército tiene más honor que usted."

Mientras los realistas huían derrotados en Maipú, Brayer huyó a Buenos Aires; allí publicó unos panfletos contra San Martín y exigió el pago de sus sueldos y premios. San Martín, desde Mendoza, exigió y obtuvo su encarcelamiento. Aprovechando una especie de libertad condicional, huyó meses después a Montevideo. Allí volvió a encontrarse con Carrera, a quien ayudó en su campaña periodística contra O'Higgins, difamando nuevamente a San Martín en la prensa. Posteriormente intentó volver a Buenos Aires en 1820, pero no fue autorizado. Entonces regresó a Francia.

Regresó a Francia en 1820. Indultado de la antigua condena a muerte, recuperó todos sus cargos militares y honores. Participó en la organización de la invasión de los “Cien Mil Hijos de San Luis”, que reinstauró el absolutismo en España.
Posteriormente fue ascendido al grado de teniente general, puesto al mando de la Quinta División, con sede enEstrasburgo. Entre 1833 y 1835 fue Inspector General de Infantería. Pasó a retiro definitivo en 1836.
Falleció en París en 1840.
Su nombre figura en el Arco de Triunfo de París. También es mencionado en el testamento de Napoleón, que le legó una suma de cien mil francos.
Su hijo, Miguel Silvestre Felipe Brayer (1813-1870), conde del imperio, llegó al grado de general de brigada muriendo en combate el 16 de agosto de 1870 en la batalla de Mars-la-Tour (Rézonville), durante la Guerra Franco-Prusiana.
Bibliografía
• Cutolo, Vicente, Nuevo diccionario biográfico argentino, 7 volúmenes, Ed. Elche, Bs. As., 1968-1985.
• Camogli, Pablo, Batallas por la libertad, Ed. Aguilar, Bs. As., 2005. ISBN 987-04-0105-8
• Ruiz Moreno, Isidoro J., Campañas militares argentinas, Tomo I, Ed. Emecé, Bs. As., 2004. ISBN 950-04-2675-7
• Mitre, Bartolomé, Historia de San Martín y de la emancipación sudamericana. Ed. Eudeba, Bs. As., 1968.
• Mullié, Charles, Biographie des célébrités militaires des armées de terre et de mer de 1789 à 1850, París, 1852.
• Robert, Adolphe, Bourloton, Edgar y Cougny, Gaston, Dictionnaire des parlementaires français (1789-1891), París, s/f.


martes, 23 de junio de 2015

AMALIA SIMONI ARGILAGOS

AMALIA SIMONI ARGILAGOS



Nació en Puerto Príncipe, Camagüey, el 10 de junio de 1842 y muere el 23 de enero de 1918. Era la mayor de las dos hijas del matrimonio formado por el médico José Ramón Simoni  y Manuela Argilagos.
Hija de una familia acomodada, mantuvo siempre ferviente patriotismo y ansias liberadoras para Cuba.
Esposa del patriota cubano Ignacio Agramonte, acompañó hasta su muerte al Mayor, tanto en la vida amorosa como en los ideales políticos. con quien se casó en la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad el 1 de agosto de 1868. Pero para llegar a aquel momento tuvieron que sortear el difícil escollo que representaba el padre de la muchacha. Ignacio, aunque sin aprietos económicos, no era bien mirado por el cabeza de familia, ya que sus riquezas materiales no se correspondían con la de los Simoni.

En un momento de tensión ante la oposición paterna, Amalia le expresó:
No te daré, papá, el disgusto de casarme contra tu voluntad, pero si no con Ignacio, con ninguno lo haré.

Puede decirse que aún en Luna de miel, Ignacio va a la manigua redentora el 11 de noviembrede 1868, para luchar contra el colonialismo español.
El primero de diciembre de aquel año inolvidable, la familia Simoni decide abandonar la casa-quinta de Puerto Príncipe y trasladarse a la finca La Matilde. En la ciudad están señalados por las autoridades coloniales: los dos yernos del doctor Simoni son líderes de la insurrección.

Cuando la vida de campaña lo permite, para la pareja se convierte en un lugar de amor La Matilde’’, donde nació el 26 de mayo de 1869 el primogénito Ernesto, al cual su padre nombraría cariñosamente Mambisito.

Pero la situación en aquel lugar se había complicado por la cercanía de las operaciones enemigas. Agramonte, que para entonces ya era un respetado jefe, decidió trasladarlos a un sitio que llamó El Idilio, en las proximidades de la serranía de Cubitas.
Sin embargo, tiempo después vendría la separación definitiva: celebraban el cumpleaños del niño cuando se anunció la inminente llegada de una columna española. La esposa de un soldado tiene que ser valiente, fue lo último que le escuchó decir Amalia a su marido.

Fue una activa colaboradora de las fuerzas mambisas y prestó servicios en hospitales de campaña. Asimismo sufrió los rigores de la cárcel y luego del exilio.
En una ocasión, arrestada por las fuerzas españolas, ya en plena Guerra de los Diez Años, se le requirió que escribiera a su esposo, Ignacio Agramonte, para que abandonara la lucha. Su respuesta fue categórica:
"Primero me dejo cortar una mano antes que escribirle a mi esposo para que sea un traidor".

¡Fáciles son los héroes con tales mujeres!, diría años después el Prócer cubano José Martí, al conocer de este lance.

Al hacerse insostenible su permanencia en Cuba emigró a Nueva York, donde naciera su hija Herminia, a la cual no llegó a conocer El Mayor.

El 11 de mayo de 1873 cae en combate en los potreros de Jimaguayú el mayor general Iganacio Agramonte, uno de los principales y más queridos jefes de la lucha independentista, a quien sus soldados llamaban, simplemente, El Mayor.
En Yucatán, México, conoció de la caída en combate de su amado y dejó una frase de hondo amor a la patria y a la familia:
"Parece que cuando una tiene hijos ama más la libertad".

Al concluir la Guerra Grande (1868-1878), Amalia regresa a su Puerto Príncipe, pero en 1895 estalla la nueva contienda, organizada por Martí, y el gobierno colonial practicamente la obliga a emigrar. Le temen a su ejemplo y a su patriotismo.

De vuelta a Estados Unidos, otra vez recauda fondos para la lucha. En la temporada actúa como soprano en el De Garmo Hall, de Nueva York, en funciones de beneficio. Tiene buena acogida de la crítica, que llegó a considerar su voz entre las mejores y más timbradas de entonces, según su amiga la poetisa Aurelia Castillo.

Al finalizar sin independencia la guerra, se opone tenazmente al intervencionismo yanqui y a la Enmienda Platt. Le ofrecen ayuda económica por ser la viuda de El Mayor, pero la rechaza: Mi esposo no peleó para dejarme una pensión, sino por la libertad de Cuba."


El 24 de febrero de 1912 devela en el principal parque de la ciudad de Camagüey -antes Puerto Príncipe- una estatua ecuestre de Agramonte, hecha por colecta popular. El parecido es tal que sufre un desmayo.
A los 73 años de edad, un 23 de enero de 1918, falleció Amalia en La Habana. Había pedido que la enterraran junto a su padre en el Cementerio de Camagüey, cerca de donde podría estar su amado Ignacio, cuyas cenizas debieron ser esparcidas en el camposanto por orden de las autoridades españolas, según reza la leyenda popular.

Desde el primero de diciembre de 1991, los restos de Amalia reposan en su querido Camagüey, a donde fueron trasladados desde la capital cubana.



FUENTE: http://www.ecured.cu/index.php/Amalia_Simoni_Argilagos

lunes, 22 de junio de 2015

“ADELITA” ALTAGRACIA MARTINEZ “MUJER Y SOLDADO DE LA REVOLUCION MEJICANA”

“ADELITA” ALTAGRACIA MARTINEZ “MUJER Y SOLDADO DE LA REVOLUCION MEJICANA”





Si mi Adelita se fuera con otro
La seguiría por tierra y por mar
Si por mar en un buque de guerra
Si por tierra en un tren militar.

Adelita se hizo famosa a través de una canción, pero existió realmente.

Su nombre real era Altagracia Martínez, y era de la clase alta en la Ciudad de México. Simpatizante de la Revolución se une a la misma, siendo bautizada con el nombre de “Adelita” por el General Francisco Pancho” Villa y el Coronel Rodolfo Fierro.
Preparaba la comida y el fusil, remendaba ropa, despachaba ferrocarriles, espiaba, era telegrafista, correo, enlace, propagandista, enfermera y combatiente (llegó a ocupar puestos de mando); también era valiente, aguerrida, abnegada y solidaria con la lucha.

Al parecer fue asesinada por mandato de Pascual Orozco.

Se conoce como adelitas o soldaderas a las mujeres que participaron en la Revolución mexicana, en los contingentes militares de grupos revolucionarios como soldados, cocineras, enfermeras o ayudantes.

Su popularidad llega hasta nuestros días con la imagen captada por Jerónimo Hernández, fotógrafo oficial y muy probablemente jefe de fotografía del diario maderista Nueva Era. La imagen, publicada el 8 de abril de 1912 en ese diario, muestra a una mujer con un reboso en la cabeza, bajando del ferrocarril de la estación Buenavista y a las de tropas del general Victoriano Huerta a punto de partir hacia Chihuahua, donde combatirían al general Pascual Orozco, que se había sublevado contra el presidente Francisco I. Madero. 

El pie de foto dice: "Defenderé a mi Juan". De ahí que Altagracia se considerara como soldado, aunque algunos dicen que era una cocinera y otros, que era una prostituta. Sin embargo, la mayoría sigue creyendo que estaba en el frente de batalla. 

Aunque la fama de Las Adelitas se dio en la Revolución Mexicana, hay quienes afirman que las mujeres tomaban armas desde la Independencia (1810).Cobran visibilidad en 1922 cuando viene todo este movimiento nacionalista, cuando llegan a la Ciudad de México las tropas mexicanas.

Muchas veces Las Adelitas se enfrentaron al dolor de perder a su hombre y entonces valientemente agarraron el fusil. "Cuando entra a la batalla está sujeta a todos los vaivenes de la guerra y puede ser una prostituta, porque cuando el hombre se le muere y ella está en la lucha puede ser refugio o ayuda a otros hombres. Se vuelve una mujer que acompaña y ayuda a los demás", se argumenta. 

Con el tiempo se reconoció el esfuerzo de estas mujeres.

En todo México, cada 20 de noviembre, aniversario de la Revolución, miles de niñas y jóvenes se visten de Adelita, símbolo de las mujeres valientes y aguerridas del País Azteca. 



viernes, 19 de junio de 2015

FRANCOIS TOUSSAINT-LOVERTURE: Líder del Movimiento Revolucionario Latinoamericano

FRANCOIS TOUSSAINT-LOVERTURE: Líder del Movimiento Revolucionario Latinoamericano



Francois Toussaint-Loverture, líder de la Revolución Haitiana y Padre Fundador de la Patria, es considerado promotor internacional de la manumisión de los esclavos. Sus restos se encuentran desde 1983 en el Museo y Panteon Nacional de Haití.

Por Ximena Hidalgo-Ayala
IMPACTO

La Revolución Haitiana que estalló en 1791 es reconocida por los historiadores profesionales como la primera revolución latinoamericana, la cual luego de poco más de doce años (1791-1804) culminó con la abolición de la esclavitud en la colonia francesa de Saint-Domingue localizada en la Isla La Española y la proclamación de la República de Haití, que selló la victoria independentista con la consiguiente expulsión del gobierno colonial francés.
Persiste un desconocimiento general de los aportes de este movimiento dentro del contexto regiona. Enero de 1804 marca un hito en la historia de la independencia de este continente y no podemos dejar pasar inadvertido ni su valor ni las contribuciones de hombres como Francois Toussaint-Lovertur. En un momento en que impera la violencia y los odios raciales e ideológicos, sin restar méritos al trabajo de otros líderes de origen africano en etapas posteriores, es fundamental encontrar en la historia latinoamericana estas piezas fundamentales de los procesos de reivindicación de la libertad y la abolición de la esclavitud a nivel internacional.




La bandera oficial de Haití incluye en su emblema el gorro frigio, sus raíces ideológicas fundamentadas en el ideario de la Revolución Francesa son innegables, a pesar de que para la época los cuestionamientos sobre la extensión de estos beneficios de libertad e igualdad fueron seriamente cuestionados, a pesar de ser aprobados fueron posteriormente revocados por Napoleón Bonaparte.

MOVIMIENTO ABOLICIONISTA
Nuevas filosofías y corrientes progresistas de pensamiento con sus consecuentes proyectos políticos, impulsados en Europa por la Ilustración, culminaron con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en 1789 en la Revolución Francesa, adicionalmente la Revolución Industrial, que lograba mejores réditos económicos al sistema productivo, fueron motivaciones fundamentales para impulsar el movimiento abolicionista de la esclavitud, el cual surge en el siglo XVIII pero que a nivel general se consolida en Latinoamérica durante la etapa independentista y republicana.

PRIMERA REVOLUCIÓN LATINOAMERICANA
En todo el continente americano desde la implantación de diferentes formas de explotación de la mano de obra en las plantaciones, se estimula el secuestro y tráfico de esclavos desde Africa. Las cifras no han podido ser confirmadas pero se considera que durante la época hubo alrededor de 60 millones de esclavos secuestrados de los cuales probablemente 17 millones murieron durante las travesías interoceánicas, del balance restante se estima que 24 millones fueron destinados al continente americano. El porcentaje de la población esclava respalda la no bien documentada aseveración de que ocurrieron cientos de revueltas de esclavos, pero lo que si está confirmado es que la única en lograr la independencia duradera, como parte de un estado independiente, fue la iniciada en 1791 por los esclavos de la isla caribeña cuna de la República de Haití.

CONSECUENCIAS DEVASTADORAS
Las potencias de la época no reconocieron la independencia de Haití inmediatamente y no perdonaron la revolución de los esclavos, por el contrario, se impusieron bloqueos económicos y no se ayudó al desarrollo del estado. Estados Unidos reconoció la independencia de Haití más de medio siglo después, en 1862, cuando se encontraba ya en la Guerra de Secesión. Desde entonces la situación no ha cambiado estructuralmente para Haití, ya que a pesar del paso del tiempo es una de las naciones más pobres del planeta cuya situación se ha agravado por los desastres naturales, para muestra las condiciones en las que se mantiene luego de cinco años del gran terremoto que la devastó ante la mirada indiferente de la comunidad internacional.

LÍDER ESCLAVO
Entre 1791 y 1804 e inspirados por los shamanes africanos que poseían respeto y poder de convocatoria entre su gente, inicia una revolución contra el sistema esclavista instaurado en la isla por Francia, de la cual provenía -junto a otras regiones caribeñas- un tercio de los ingresos totales por la producción de caña de azúcar y café en beneficio de la potencia europea.
A esta revolución se unió François Toussaint, nacido un 20 de mayo de 1743, cuyo verdadero nombre era Toussaint de Breda, nombre de la plantación propiedad del conde de Breda, cerca de Le Cap, principal ciudad del norte de la colonia francesa de Saint Domingue en la cual trabajaba. Este humilde esclavo, autodidacta, con una gran reputación como jinete y conocimientos de medicina natural, fue liberado a los treinta y tres años. Posteriormente y gracias a sus destrezas y personalidad se convertiría en el principal líder político y militar de la revolución Haitiana a la cual ingresó como asistente médico. Trabajó no solo por la liberación de su terruño, además sentó las bases de la república, se constituiría en mentor del movimiento de manumisión de los esclavos en el continente.

CARRERA MILITAR
Unos 100.000 esclavos tomaran las armas durante la larga guerra de independencia de Haití. El 29 de agosto de 1793  Toussaint se proclamó públicamente como líder de los esclavos: “Hermanos y amigos. Soy Toussaint Louverture; quizás el conocimiento de mi nombre haya llegado hasta vosotros. He iniciado la venganza de mi raza. Quiero que la libertad y la igualdad reinen en Santo Domingo. Trabajo para que existan. Uníos, hermanos y luchad conmigo por la misma causa. Arrancad de raíz conmigo el árbol de la esclavitud.” Considerado según la documentación de la época como el más moderado de los generales negros, luchó contra diferentes ejércitos y desde diferentes trincheras: contra los españoles, contra los franceses, contra los ingleses. Fue entrenado y ascendió en la carrera militar hasta el grado de General, además de nombrársele posteriormente comandante militar de las tropas haitianas. Rechazó el intento de invasión británica (1798) y organizó la isla como un estado semi-autónomo con una constitución propia (1801), redujo los focos rebeldes y se fue proclamado gobernador vitalicio de la isla, aplicando un sistema de producción con base en el trabajo obligatorio que, si bien propició la reactivación económica, provocó el descontento general que culminó en protestas sangrientamente reprimidas.
En 1802 fue apresado por el General Leclerc, cuñado de Napoleón Bonaparte -quien revocó la manumisión de los esclavos- y conducido a Francia para ser encarcelado en una fría region, cerca de Besanson, en donde murió por falta de atención médica el 7 de Abril de 1803. Su sucesor Jean-Jacques Dessalines, organizó un motín en octubre de 1802 enfrentó, venció y expulsó a los franceses en la Batalla de Vertires en 1803 y  proclamó la Independencia el 1o de Enero de 1804 restituyendo a esos territorios su nombre aborigen, Haití.


FUENTE: http://www.impactony.com/francois-toussaint-loverture-lider-del-movimiento-revolucionario-latinoamericano/#sthash.czqPjhco.dpbs



martes, 16 de junio de 2015

ANTONINO ABERASTAIN, MARTIR DE LA RINCONADA

ANTONINO ABERASTAIN 

MARTIR DE LA RINCONADA


La señera figura del gobernador de San Juan, Antonino Aberastaín (1.810-1.861), se eleva en su martirio como la figura más representativa en la defensa a ultranza de las autonomías provinciales.
Corría el agitado año de 1.860, nuestro país se desangraba en la cruenta lucha fratricida por la organización nacional. Existían dos corrientes al parecer irreconciliables, una la constituía la Confederación Argentina, surgida después de Caseros, presidida por Santiago Derqui (1.809-1.867) y liderada políticamente por Justo José de Urquiza (1.801-1.870), que tenía su asiento en la Ciudad de Paraná, provincia de Entre Ríos enarbolando las banderas del federalismo, la otra unitaria-liberal, representada por Buenos Aires cuyo principal referente era el general Bartolomé Mitre (1.821-1.906).
Existía por entonces un permanente juego de alianzas interprovinciales practicado por ambos sectores, los que se disputaban –sin importar los medios empleados- la hegemonía política necesaria para obtener el efectivo ejercicio del poder y la conducción de la sufrida República. Llevaba Buenos Aires en esta puja, la significativa ventaja del manejo de los abundantes recursos proporcionados por la aduana y el de su puerto. El gobierno de la Confederación languidecía intertanto, en la permanente carencia de recursos para sostener su administración.
La Constitución Nacional, sancionada en el año de 1.853, representaba la herramienta fundamental en materia política para ordenar jurídicamente los derechos de las provincias. Ella surge tras la caída de Juan Manuel de Rosas (1.793-1877) en la batalla de Caseros el año 1.852. Buenos Aires, la gran derrotada, se aferra fuertemente a sus privilegios, cuestionando su vigencia e insistiendo en su modificación. Esta controversia lleva prácticamente a subsistir un Estado, dentro de otro Estado.
En el afán de lograr el predominio absoluto en el ejercicio del poder, la Confederación Argentina, más precisamente Derqui, dispone una suerte de manipulación de los gobiernos provinciales. En el caso de San Juan, es designado el coronel de la Confederación, José Antonio Virasoro, interventor de la provincia, tras el asesinato del gobernador Nazario Benavidez (1.805-1.858), quién por casi veinte años gobernó en absoluta armonía, ganándose con ello el calificativo de "El Caudillo Manso".
El interventor designado, nacido en Corrientes, tras una serie de maniobras poco claras se hace designar por la legislatura, que contaba con elementos parciales a su política, Gobernador Propietario. Esto lleva a que se desate una manifiesta impopularidad hacia su persona, lo que se ve agravado por la arbitraria designación de diputados que habrían de reunirse en Santa Fe para estudiar las modificaciones propuestas por la Convención de Buenos Aires a la Constitución Nacional. En esta designación de representantes el gran ausente fue el pueblo sanjuanino. La nominación de dichos representantes fue orquestada por el propio Derqui, corriendo por cuenta de Virasoro la acreditación de un correntino, un porteño y dos tucumanos.
La descomedida actitud provocó una rápida reacción en función de que los electos eran extraños al medio. Las agrias protestas del pueblo encuentran eco en el seno de la Convención Constituyente, que prestamente rechaza la acreditación de los representantes enviados.La medida hace montar en cólera a Virasoro, quién sin demora desata una feroz persecución dirigida hacia sus opositores, Antonino Aberastaín es uno de ellos, cae prestamente sobre su persona la acusación de conspiración. Cargado de grillos y agobiado de vejaciones parte deportado a Mendoza, junto a Francisco Aguilar, Eusebio Dojorti y Manuel José Lima.
Hallándose en pleno ostracismo se produce en San Juan el 16 de noviembre de 1.860 un levantamiento armado en contra del descalificado déspota. En estas circunstancias es invadida por los insurgentes la residencia de Virasoro, quién es derribado de un sablazo propinado en su cabeza, lo que le produce la muerte en forma casi inmediata, a ella se suman numerosas víctimas de ambos bandos.Por esos azares del destino, en la misma fecha del trágico suceso es fechada una correspondencia suscrita por el presidente Derqui, el gobernador de Buenos Aires Mitre y el general Urquiza, quienes reunidos en el palacio "San José", residencia de este último, en la que instan a Virasoro a "abandonar el poder, en vista de la grave situación que vive la provincia".
VUELTA A LA NORMALIDAD INSTITUCIONAL
Con la premura del caso, la legislatura procede a designar gobernador interino a Francisco Coll, quién integra su gabinente con Antonino Aberastaín como ministro. Es en estas circunstancias que llega imprevistamente una comunicación del gobernador de San Luis, Juan Saa, quién notifica acerca de su designación como interventor en nuestra provincia dispuesta por el gobierno central.
Frente a la insólita situación y ante la intromisión del gobierno de la Confederación en los asuntos privativos de la provincia, Coll presenta su renuncia. La legislatura procede a elegir como gobernador el 11 de diciembre a Aberastaín, quién no asume de inmediato sus funciones, optando por la negociación, a cuyo efecto envía una delegación compuesta por el presidente de la legislatura Ruperto Godoy, el diputado Alberto Laprida y el presbítero Timoteo Maradona, quienes llevan como misión entrevistarse con el gobernador Saa, para zanjar pacíficamente la cuestión.
El temperamental gobernador puntano no muestra disposición alguna para entablar diálogo, menos aún transigir. Hace saber a los enviados que desconocerá la autoridad de Aberastaín y repondrá en el cargo que detentaban a la fecha de la desaparición de Virasoro, a las autoridades depuestas sin dejar de castigar a los responsables de la muerte de este último.
A pesar de la enérgica dureza del gobernador Saa, no puede impedir que se desate una crisis en el ejercito de su mando, los coroneles Conesa y Paunero se resisten a enfrentar a un gobierno y un pueblo que han alcanzado la convivencia en paz, la respuesta de Saa no se hace esperar, son inmediatamente separados del mando de sus tropas.
Ante la imposibilidad de zanjar el conflicto y en salvaguarda de la autonomía provincial, Aberastaín asume el gobierno el 29 de diciembre, oportunidad en que dirige a los sanjuaninos una emotiva y contundente alocución en la que hace incapié en la ilegalidad y desprecio por los derechos del pueblo la disposición de la Confederación de intervenir la provincia, agregando en forma vehemente "...consagrar todos mis esfuerzos en la defensa de sus derechos contra cualquier agresión".
Seguidamente declara a la provincia en asamblea, crea los batallones Unidad Nacional, Libertad, Constitución y 25 de Mayo (obsérvese lo significativo de los nombres empleados), se forman dos batallones de extramuros, un regimiento de caballería y uno de maestranza encargado de la fabricación de material bélico.(1)
FRENTE A FRENTE CON LA MUERTE
La desigual confrontación de las bisoñas huestes reclutadas por el legalista gobernador, frente a las fogueadas y experimentadas de la Guardia Nacional comandadas por Saa es inevitable, su resultado predecible. El enfrentasmiento se produce en el paraje denominado "La Rinconada de Pocito" el 11 de enero de 1.861.
La suerte de las armas resulta adversa para los sanjuaninos, quedan inmolados en el campo de batalla alrededor de trescientos hombres que respondían al gobernador Aberastaín, entre los que se encontraba lo más granado de la juventud lugareña, lanceados sin piedad en desigual combate. El gobernador derrotado junto a sus más cercanos colaboradores es tomado prisionero por el coronel Clavero quien, en el colmo de las humillaciones, conduce al fin de la triste jornada a los prisioneros de a pié y descalzos hacia la ciudad de San Juan. Reanudada la humillante marcha a primeras horas del siguiente día y en el lugar conocido como "Los Alamos de Barboza", Aberastaín ensaya una enérgica protesta por el trato que sufren sus hombres y su dignidad de gobernador. Como respuesta al justo reclamo el sanguinario Clavero obliga al tribuno a sentarse sobre unas piedras, fusilándolo cobardemente por la espalda.
En un período que no llega a los tres años son asesinados en nuestra provincia un gobernador federal, el general Nazario Benavides (1.858); un interventor federal designado por la Confederación, el coronel José Antonio Virasoro (1.860) y otro gobernador, unitario-liberal, el doctor Antonino Aberastaín (1.861), con lo que comienza a caracterizarse San Juan por la triste fama de "mata gobernadores".
ENERGICA Y GENERAL REPULSA
El vil y cruel asesinato del paladín de la ley, el orden y la Constitución, desata una ola generalizada de repulsa por todo el país hacia los autores del aleve crimen, produciendo a la vez una serie de episodios que echarían por tierra a corto plazo, las ambiciones de poder de oscuros personajes que no se detenían en los medios para lograr sus objetivos.
El presidente Derqui reclama la cabeza de Clavero, maniobra sutil mediante la cual pretende deslindar su propia responsabilidad y la de Saa en el drama de Pocito. El general Urquiza se suma a la condena, expresando "...la bárbara muerte del Dr. Aberastaín me ha hecho hervir la sangre. Es un crimen inútil que condeno con toda la energía de mi alma".
La brutal e injusta ejecución provoca una crisis en el gobierno de Paraná, con la renuncia de algunos ministros y actúa como disparador en la escisión de la provincia de Buenos Aires del seno de la Confederación Argentina. Sólo era necesario dar un paso para la confrontación y ese paso se dio. En Pavón, en las proximidades del arroyo del mismo nombre, en la provincia de Santa Fe, se enfrentaron el 17 de setiembre de 1.861 tropas de la Confederación, comandadas por el general Urquiza y las de Buenos Aires al mando del general Mitre. Inexplicablemente el primero de ellos hace retroceder a su caballería y abandona la lucha, cediendo el laurel de la victoria a las fuerzas porteñas, las que no demoran en avanzar sobre el litoral produciendo la caida del presidente Derqui. (2)
 Mitre asume la presidencia de la Nación, concretando un viejo y acariciado proyecto centralista de neto corte europeizante y liberal, cuyo sustento está representado por el "Pacto de San José de Flores", que hace posible la reforma constitucional de 1.860 propuesta por la Convención de la Provincia de Buenos Aires, abocandose de inmediato a sumar al resto de las provincias en lo que daría en llamarse la Unión Nacional. Emplea en esta instancia la diplomacia, la intriga, el soborno y al ejercito nacional para disciplinar y someter al puñado de díscolos caudillos federales que aún resisten por las armas al centralismo porteño, mientras sus miradas y ruegos confluyen en el Palacio San José, a la espera de que Urquiza enarbole su sable para ponerse al frente de la causa federal.
Pero el vencedor de Caseros, en su confortable retiro palaciego, sin desalentar el fuerte reclamo de sus parciales, no toma medidas de acción directa dejando librados a su suerte a los últimos caudillos que ven de este modo declinar en el horizonte la "estrella federal". (3)
En el afán de consolidar su liderazgo no vacila en establecer una alianza con Brasil y el Uruguay en la llamada "Guerra de la Triple Alianza", enfrentando al mariscal Francisco Solano López, presidente del Paraguay, en una desvastadora y sangrienta guerra repudiada por el pueblo, la que casi llevo al exterminio a los guaraníes y cobro su cuota generosa de sangre a una importante porción de jóvenes argentinos. Esta desgarradora e impopular acción bélica le significó el final de las aspiraciones de una futura reelección presidencial al triunfador de Pavón.
PERFIL DEL GOBERNADOR JUAN SAA
Como consecuencia de un conflicto federal Juan Saa es perseguido, buscando refugio en las tolderías entre los indios del sur de su provincia, no demoró en acaudillarlos, ganándose el mote de "Lanza Seca" por su manifiesta ferocidad. Alcanzado el poder y el gobierno en San Luis, encabeza las tropas que invadirían San Juan, provocando con ello los nefastos sucesos de "La Rinconada".
Con el advenimiento de Mitre la estrella de Juan Saa comienza a declinar, debiendo exiliarse. Retorna a su provincia en 1.866 en ocasión de una sublevación contra el gobierno nacional, su hermano Felipe había ocupado la gobernación, a pesar del relativo éxito inicial de la revuelta cae derrotado por las fuerzas nacionales comandadas por el general Paunero. Esto lo lleva a apartarse en forma definitiva de la vida política.
El historiador puntano Urbano J. Nuñez, registra en su trabajo histórico una escueta referencia a la actuación que le cupo al gobernador Saa en los acontecimientos de Pocito. Transcribe en su obra la carta enviada por este último al gobernador interino Coll, en la que expresa su negativa a entablar negociaciones y en la que pone de manifiesto su intención de avanzar sobre San Juan para restablecer el orden institucional.
Dice a continuación el citado historiador, "...Los sucesos culminaron trágicamente en la Rinconada del Pocito, el 11 de enero de 1.861. Por su triunfo la Legislatura puntana le otorgó la medalla de oro y los adversarios le endilgaron el mote de "Lanza Seca". La historia sabe –continúa el historiador- que Juan Saa cumplió con su deber, como lo cumplieron los valientes de esa jornada y las víctimas inmoladas por establecer el orden y el imperio de las instituciones juradas". (4)

(1) Archivo Histórico de San Juan
     Historia Argentina - La Organización Nacional – H. Gorostegui de Torres – Paidos – Tomo IV
(2) Documentación existente en el Museo Nacional "Casa Natal de Sarmiento" – Historia de San Juan – Epoca Patria –Horacio Videla. (3) Los Caudillos – Félix Luna – Editorial Planeta – 1.988
(4) Urbano J. Nuñez – Historia de San Luis – Editorial Plus Ultra – 1.980 – Pág. 494