TANIA TAMARA BUNKE
La Inolvidable Guerrillera Argentina caída
con el Che Guevara en Bolivia
Haydée
Tamara Bunke Bider Nació en Buenos
Aires, Argentina el 19 de noviembre de 1937. Tamara Bunke era hija de padre
alemán y madre polaca, ambos comunistas, ambos judíos y ambos maestros, que
tuvieron que refugiarse en Argentina en 1935 huyendo de la persecución nazi. En
Buenos Aires trabajaron como profesores. Además de alemán, la madre hablaba ruso
y su padre, además de idiomas, daba cursos de gimnasia.
También
se la nombra a menudo sólo como Tamara Bunke. Su muerte, al cabo de una vida
breve pero muy activa, se produjo al caer en una emboscada, combatiendo bajo el
mando del Che Guevara en la selva de Bolivia.
Tamara
se formó en un colegio alemán de Buenos Aires y pasaba sus vacaciones en
colonias veraniegas de Córdoba (en Calamuchita), donde recibía una intensa
preparación física. Llegó a la adolescencia sintiéndose, sin embargo,
“totalmente argentina”. Según su madre, la pequeña Tamara no presenciaba
aquellas reuniones políticas que transcurrían por las noches, ni escuchaba
términos como “subversión” o “lucha armada”.
En
1952, Tamara emigró junto a sus padres a la República Democrática Alemana.
Pronto,
la Tamara melancólica de los comienzos que lloraba añorando su país y luchaba
con un endiablado idioma que apenas si conocía y lo hablaba con marcado acento
porteño, fue cautivada por esa energía arrolladora de los ideales
revolucionarios: entró en la juventud con el más impetuoso espíritu de
rebelión. Comenzó a practicar tiro deportivo a los 14 años y se destacó en
diversas competencias; se convirtió en miembro de la organización comunista
Juventud Libre de Alemania; leyó a Marx y a Engels e intensificó su
correspondencia con jóvenes argentinos y de otros países latinoamericanos. Su
obsesión con Sudamérica creció sin límites; y trasladó esa incansable vocación
por el continente a cuanto la rodeara, transformándose en una especie de
“consulado y comité de recepción” para todo latinoamericano que llegara a la
RDA.
Pero
Tamara no olvida ni Argentina ni Latinoamérica. Con su acordeón, canta milongas
y tangos y mantiene un contacto muy frecuente con latinoamericanos.
Posteriormente realizó viajes a países de
África y América Latina, realizando estudios sobre folklore, aunque tras 1960
se sostuvo que viajaba por órdenes del servicio de inteligencia de Alemania
Oriental (Stasi).
En
Berlín Oriental estudió en la Facultad de Letras de la Universidad Humboldt,
habiendo sido también instructora de tiro deportivo. Recibió con alegría el
triunfo de la Revolución Cubana y conoció al Che Guevara en 1960, cuando éste
viajó a la Alemania Oriental al frente de una delegación comercial del gobierno
revolucionario cubano.
Recién
en 1960 llegó el detonante: Ernesto Che Guevara viajó a Leipzig como director
del Banco Nacional de Cuba y el Consejo Central de Juventud Libre Alemana mandó
a un representante oficial con una intérprete, que fue justamente Tamara. En
esa gran conferencia, como nunca y al lado del Che, manifestó el orgullo de ser
argentina y el fervor incontenible por participar de esos acontecimientos
históricos que devoraba a través de las noticias. De alguna manera su sueño
debía convertirse en realidad: durante dos años preparó el permiso para salir
de la Alemania comunista para finalmente volver a Latinoamérica. La invasión
norteamericana a Playa Girón en abril de 1961 la decidió definitivamente. Envió
un telegrama a Cuba para informar que estaba lista y en menos de un mes
aterrizaba en La Habana.
En
1961 Tamara Bunke fue invitada a Cuba por el Ballet Nacional de ese país, a
través de Alicia Alonso, siendo que dicho viaje no fue inicialmente aceptado
por el Ministerio de Seguridad Interior de Alemania Oriental, al considerare a
Bunke como un excelente prospecto de agente para la Stasi que no debería
desaprovecharse en beneficio de otro país. Aun así Bunke insistió en aceptar la
invitación, invocando la importancia decisiva de la revolución cubana, por lo cual
la jefatura de la Stasi (dirigida entonces por Markus Wolf) no puso más
objeciones. El gobierno de Alemania Oriental, no obstante, se desentendió
oficialmente de las actividades futuras de Tamara Bunke, aunque mantuvo su
membresía del Partido Socialista Unificado de Alemania.
Luego
Bunke llegó a Cuba el 12 de mayo de 1961 y estudió periodismo en la Universidad
de La Habana. Posteriormente, al hablar francés, inglés, alemán y español,
trabajó en el Ministerio de Educación (MINED), el Instituto Cubano de Amistad
con los Pueblos (ICAP) y en la dirección nacional de la Federación de Mujeres
Cubanas (FMC).
En
Cuba su actividad comienza con el plan de alfabetización y tareas de traductora
e intérprete frente a las delegaciones alemanas. Al año siguiente ingresa a la
Universidad de La Habana para estudiar periodismo; y, como una excepción muy
especial a la regla con extranjeros, viste el uniforme de la milicia cubana. En
1961, apenas llegada, fundó también un grupo que estudiaba la posibilidad de
crear una organización en la Argentina.
Los
numerosos testimonios de quienes conocieron a Tamara y luego contribuyeron a
alimentar su leyenda, coinciden en retratarla como una mujer atractiva, leal y
carismática, que sabía tratar y conquistar a gente de todos los niveles y
clases sociales. Su rol en Cuba era valioso y su brillante desempeño no dejaba
de ser premiado.
En
1963 comenzó a entrenarse con el fin de servir en tareas de inteligencia de los
servicios de espionaje cubanos, y en esta época comienzó a ser conocida como
Tania. En Cienfuegos preparó su plan práctico-operativo.
El
motivo de elegir "Tania"" como nombre de guerra fue que Zoya
Kosmodemyanskaya, partisana soviética durante la Segunda Guerra Mundial,
también había llevado Tania como nombre en la clandestinidad.
Sin
embargo, el reconocimiento más gratificante a sus méritos le llegaría en 1964,
para darle otro giro fundamental a su vida, de la mano del Che; cuando en una
muestra de total confianza le encomendó a Tamara la misión de entrar a Bolivia
vía Europa occidental para preparar el terreno logístico y establecer contactos
a su guerrilla.
Una
tarea que requeriría de mucha paciencia, temple, valentía, discreción y
minuciosidad, además de un arduo adiestramiento (de espionaje y militar). Era
obvio que esta muchacha desbordante de simpatía pero con una voluntad de hierro
a la hora de guardar secretos, tenía los ingredientes necesarios para el cóctel
de la espía perfecta.
El
9 de abril de 1964 utilizando un pasaporte con el nombre de Haydée Bider
González partió rumbo a Europa occidental para aprender a transformar su
lenguaje y actitudes por las propias de la sociedad burguesa en la que debía
desenvolverse. Entre las variadas misiones encomendadas estaban las de tomar
fotos de una aldea en una región determinada que luego pudiera mostrar como su
pueblo natal y la de un matrimonio de edad avanzada, previamente estudiado,
para poder presentarlos como sus padres.
Viajó
con documentos y bajo dos personalidades distintas, Vittoria Pancini y Marta
Iriarte. El 5 de agosto de ese año llegó a Frankfort en la República Federal de
Alemania, allí adoptó la personalidad de Laura Gutiérrez Bauer, de nacionalidad
argentina, con la que trabajaría clandestinamente en Bolivia.
En
los primeros días de octubre de 1964, partió para Bolivia convertida en una
etnóloga especializada en arqueología y antropología. El 5 de noviembre de ese
mismo año llegó a Perú; desde la capital peruana viajó en avión al Cuzco, en
tren a Puno y en una camioneta hasta Yunguyo, última población peruana en la
frontera con Bolivia. De aquí pasó a territorio boliviano sin mayores
dificultades, se alojó en un hotel de la población de Copacabana, y al día
siguiente continuó para La Paz.
Años
enteros había pasado copiando cintas con cantos folklóricos argentinos,
brasileños, chilenos, tangos… Ese era su hobby, y fue la llave para entrar a
Bolivia. Laura Gutiérrez Bauer (su seudónimo) era una etnóloga dedicada al
estudio del folklore que registraba música autóctona para un trabajo de investigación
que más tarde publicaría. A través de Perú entró caminando al territorio
boliviano.
En
La Paz se vinculó con los pintores Juan Ortega Leytón y Moisés Chire
Barrientos, resultando este último pariente del presidente boliviano. Además,
estableció relación con Gonzalo López Muñoz, jefe de la Dirección Nacional de
Informaciones de la Presidencia. Su grado de infiltración fue tan alto que
trabó amistad con Alfredo Ovando Candía, Ministro de Defensa, y René Barrientos
Ortuño, Presidente de Bolivia. Impartió clases particulares de idioma alemán a
los hijos de la clase alta local, a fin de relacionarse con sus familiares y
obtener información útil para las guerrillas de Guevara, a las cuales apoyaría
en cuanto recibiera las órdenes respectivas.
Así
consigue la acreditación como agente suscriptor de un semanario dirigido a las
personas de más alto rango de la sociedad boliviana, que le da acceso a las
propias oficinas de Información. Su inteligente y seria labor la lleva a
penetrar en casas de familias poderosas donde imparte clases de alemán a los
niños, se convierte en colaboradora del Departamento de Folclore del Ministerio
de Educación.
Establece
relaciones con funcionarios de la embajada argentina mediante las cuales
alterna con círculos gubernamentales bolivianos. Juan Ortega Leyton, pintor y
especialista en museología, quien fuera uno de sus primeros amigos en La Paz,
la recuerda interesada siempre en conocer más sobre el arte boliviano.
Su
matrimonio con Mario Martínez, hijo de un importante ingeniero en minas, le
permite legalizar su radicación definitiva en Bolivia y desprenderse del acoso
masculino que tanto le molestaba, y con lo cual obtuvo el pasaporte boliviano y
consiguió mayor libertad de movimientos para sus actividades de infiltración. La
boda se celebró en la casa de la artista Yolanda Rivas de Plaskonska.
.
A
comienzos de 1966, habiendo sido evaluado su trabajo como exitoso por el
gobierno cubano, se le comunicó a Bunke que le había sido concedida la
membresía del Partido Comunista de Cuba.
Las
tareas de Bunke consistían en ser una espía "durmiente", dedicada
sólo a reunir datos mediante la infiltración, esperando alguna orden para
recién entrar en acción. De hecho, durante su estancia en Bolivia las
actividades de Tamara Bunke se concentraron en recoger datos e información que
pudieran ser útiles al servicio de espionaje en Cuba y sus jefes nunca
proyectaron su participación activa en una guerrilla.
Tania
inició los preparativos para la llegada de los guerrilleros: alquiló casas de
seguridad que pudieran servir de almacenes y preparó recipientes para el envío
de mensajes cifrados.
Cuando
el Che llegó a Bolivia se entrevistó con ella y le transmitió las últimas
instrucciones.
En
diciembre de 1966 Tania conduce al traidor Mario Monje, Secretario General del
Partido Comunista de Bolivia, al campamento guerrillero, donde los esperaba el
Che. El Che habló primero con ella y le dio la orden de viajar a Argentina para
entrevistarse con Mauricio y Jozami y citarlos en el campamento guerrillero. El
Che trataba de empezar a tejer la red guerrillera en Argentina, reanudando la
guerrilla de Salta.
El
Che la había ordenado no regresar a Camiri porque corría el riesgo de ser
localizada. Sin embargo en marzo, una vez sorteados todos los obstáculos y
cumplida su misión en Argentina, Tania regresa conduciendo en su todoterreno al
francés Régis Debray y al argentino Ciro Bustos (superviviente de la guerrilla
de Salta) a la Casa de Calamina en Ñancahuazú.
Fue
un error. Su tercer viaje a la base guerrillera fue también el último. El Che
no estaba. Mientras le esperaban, desertan Vicente Rocabado Terrazas y Pastor
Barrera Quintana, quienes informan al ejército boliviano, a sus servicios de
inteligencia y a los oficiales de la CIA, de la presencia de Tania en el
campamento guerrillero y de que ésta había viajado en un todoterreno hasta
Camiri. Allí el vehículo fue localizado con su documentación. La reacción
descubre a Laura Gutiérrez Bauer como guerrillera.
Por
ello. en 1967 Tamara se convirtió definitivamente en "Tania, la guerrillera"
cuando por estas razones ya no podía regresar a La Paz y optó por integrarse en
la guerrilla liderada por el Che.
Aunque
en un principio el Che Guevara la prefería continuando en sus labores para el
espionaje cubano, Bunke insistió en integrarse como combatiente, aprovechando
que había recibido entrenamiento en el manejo de armas tanto en Alemania
Oriental como en Cuba. Así terminó incorporándose al grupo del comandante Juan
Vitalio Acuña Nuñez "Joaquín", pero destinada en la práctica a funciones
de enfermería e intendencia, lejos de la primera línea de lucha.
Cuando
el Che dividió su columna en dos, su fuerza se debilitó (las mismas no
volverían a reunirse) y eso forzó a que Tamara fuese incorporada como
combatiente pese a que su salud se había quebrantado a causa de las
dificultades de la vida en los campamentos guerrilleros y el duro clima
tropical.
Las
comunicaciones entre ambas columnas eran pésimas y Joaquín pierde contacto con
el Che, que durante semanas trata de localizarle infructuosamnte por la
espesura.
La
argentina murió en combate, con el fusil en la mano, el 31 de agosto de 1967,
durante una emboscada a la que fue guiada junto a su grupo por Honorato Rojas
en Vado del Yeso, Puerto Mauricio, en el Río Grande de Bolivia.
La
corriente la arrastró tendiéndola luego sobre un remanso. Los soldados no
encontraron su cadáver hasta siete días después. Aún no había cumplido 30 años.
Desde entonces, cada 31 de agosto, manos desconocidas llenan de flores aquel
lugar donde se encontró su cuerpo. De este modo la guerrillera Tania, la flor
silvestre de Río Grande, convertida ya en leyenda, revive el grito de libertad
que recorre América Latina.
Sus
restos, identificados y trasladados a Cuba en 1998, reposan en un mausoleo en
Santa Clara.
El
comandante de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz cumplió su promesa dada a
la madre Nadia de que sus expertos iba a buscar también los restos mortales de
su hija en Bolivia y que ésta descansaría definitivamente en el Memorial
Ernesto Che Guevara junto al "guerrillero heroico" y a los demás 37
compañeros que cayeron con ella en la guerrilla boliviana.
Bibliografía
"Lágrimas
Rojas. Tania, compañera del Che". Margarita Espuña.
“Tania,
la guerrillera inolvidable”. Marta Rojas y la periodista Mirta Rodríguez
Calderón junto con Ulises Estrada.
Frases
míticas:
“Lo
más valioso que un hombre posee es la vida, se le da a el solo una vez y por
ello debe aprovecharla, de manera que los años vividos no le pesen, que la
vergüenza de un pasado miserable y mezquino no le queme y que muriendo pueda
decir: He consagrado toda mi vida y mi gran fuerza, a los más hermoso en el
mundo, a la lucha por la liberación de la humanidad”.
Poema
de su autoría escrito en su libreta de notas:
“Dejar
un recuerdo
¿Con
qué he de irme, cual flores que fenecen,?
¿Nada
será mi nombre alguna vez?
¿Nada
dejará en pos de mi en la tierra?
Al
menos flores, al menos cantos…
¿como
ha de obrar mi corazón?
¿Acaso
en vano venimos a vivir, a brotar en la tierra?”